El gobierno británico destacó que la eliminación total de aranceles para sus medicamentos representa la tasa más baja ofrecida por Estados Unidos a cualquier país. Como parte del compromiso, el Servicio Nacional de Salud (NHS) aumentará en aproximadamente 25% su inversión en tratamientos nuevos y más eficaces, algo que no ocurría desde hace más de veinte años.
Funcionarios del Reino Unido explicaron que este incremento permitirá aprobar medicamentos que antes se rechazaban por razones de costo-efectividad, incluidos tratamientos innovadores contra el cáncer y terapias destinadas a enfermedades raras. La secretaria de Ciencia y Tecnología, Liz Kendall, celebró el acuerdo al señalar que permitirá que los pacientes reciban antes medicamentos avanzados y que la industria farmacéutica británica continúe desarrollando tratamientos que transforman vidas.
Desde la industria, la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica calificó el pacto como un avance clave para mejorar el acceso a medicinas innovadoras dentro del NHS. Su director ejecutivo, Richard Torbett, añadió que este paso coloca al país en una mejor posición para atraer inversiones globales en ciencias de la vida e investigación médica avanzada.
El acuerdo también fue bien recibido en Washington. El secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., aseguró que esta alianza refuerza el entorno internacional para el desarrollo de nuevos medicamentos y ayuda a equilibrar el comercio farmacéutico entre ambas naciones.
En la parte comercial, el pacto establece que Estados Unidos no aplicará impuestos de importación a los medicamentos, ingredientes farmacéuticos y tecnología médica provenientes del Reino Unido durante al menos tres años. A cambio, la administración Trump afirmó que las farmacéuticas británicas incrementarán sus inversiones en territorio estadounidense y generarán nuevos empleos.
El contexto también incluye tensiones recientes: empresas como AstraZeneca habían pausado inversiones en el Reino Unido, y el embajador estadounidense, Warren Stephens, advirtió que más compañías podrían frenar proyectos si no se tomaban medidas rápidas. Este acuerdo se suma a conversaciones previas entre Donald Trump y el primer ministro Keir Starmer sobre un marco comercial más amplio que reduciría aranceles a automóviles, acero y aluminio británicos, a cambio de mayor acceso al mercado del Reino Unido para productos estadounidenses como carne y etanol.