Como parte de las acciones coordinadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para proteger a las personas mexicanas que se encontraban en Sudán cuando estalló el conflicto armado, el canciller Marcelo Ebrard dio a conocer que la evacuación de connacionales finalizó de manera exitosa.
Mediante su cuenta de Twitter, el secretario informó que dos mexicanas religiosas, cuya extracción quedaba pendiente, pudieron llegar a Egipto sanas y salvas. Con esto, sumaron 11 ciudadanos que lograron salir del país africano, mientras que dos más decidieron permanecer en él.
Una de las mexicanas que decidió no ser evacuada por la SRE es Karol Arámbula Carrillo, quien trabaja como parte de la Misión de Integración de Naciones Unidas para la Asistencia de Sudán (UNITAMS, por sus siglas en inglés).
Ella y el resto del personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recibió el apoyo del gobierno de Jordania, específicamente de la Real Fuerza Aérea, institución que efectuó su traslado a Amán, la capital jordana.
Marcelo Ebrard confirmó salida de mexicanos de Sudán. (Twitter/@m_ebrard)
Cabe especificar que México no cuenta con oficinas diplomáticas en Sudán, por lo que todas las acciones de atención a las y los connacionales fueron coordinadas desde la Embajada en Egipto, que colinda con aquel país.
Previamente, el 23 de abril, cinco mexicanos y dos familiares abordaron un vuelo gestionado por el Departamento de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España. Un día después, este grupo fue recibido por las autoridades de aquel país en la Embajada de México en Madrid.
La principal dificultad a la que se habían enfrentado los ciudadanos mexicanos en Sudán fue que, tras el inicio de los combates la mañana del 15 de abril, las rutas aéreas de salida quedaron totalmente inhabilitadas.
Arámbula concedió advirtió que el aeropuerto de Jartum (capital de Sudán) había sido destruido por las partes en conflicto.
Jartum, capital de Sudán, fue una de las zonas más conflictivas durante el conflicto. (REUTERS/El Tayeb Siddig)
Ante tal escenario, la única manera de salir de la ciudad era por las carreteras, pero al no haber una tregua, resultaba riesgoso circular por los caminos aledaños a la zona.
Milenio