La tensión entre Andrew Mountbatten-Windsor y la Casa Real británica volvió a quedar en evidencia tras conocerse su negativa a colaborar con el Congreso de Estados Unidos en la investigación sobre la red de abuso sexual de Jeffrey Epstein. La postura del exintegrante de la realeza fue interpretada por los legisladores estadounidenses como una falta total de disposición a esclarecer su vínculo con el magnate financiero.
En Reino Unido, el gobierno también se pronunció sobre el tema. El primer ministro, Keir Starmer, evitó referirse directamente a Andrés, pero insistió en que cualquier persona con información relacionada con un caso de explotación de menores debe estar dispuesta a revelarla. Esta postura coincide con el distanciamiento definitivo de la familia real, pues semanas antes el rey Carlos III ya había retirado a su hermano sus últimos títulos y estilos nobiliarios mediante un documento de Letters Patent.
La solicitud del Congreso estadounidense fue enviada por un grupo de 16 legisladores demócratas, quienes pedían al exroyal participar en una entrevista transcrita relacionada con la operación de Epstein. El documento le daba plazo hasta el 20 de noviembre para responder, pero Andrés guardó silencio. Para la comisión de supervisión, ese silencio confirma su negativa y refuerza la necesidad de obtener respuestas, aunque legalmente no exista un mecanismo para obligarlo a testificar por ser ciudadano extranjero.
Las presiones se incrementaron debido a las acusaciones hechas por Virginia Roberts Giuffre, quien aseguró durante años haber sido víctima de Epstein y afirmó que tuvo encuentros sexuales con el ex príncipe en tres ocasiones, dos de ellas cuando tenía 17 años. Aunque Andrés negó siempre esos señalamientos, la muerte de Giuffre este año dio aún más peso a sus declaraciones y reavivó la discusión pública sobre su posible responsabilidad.
Desde que dejó sus funciones públicas en 2019, la situación del exmiembro de la realeza ha ido deteriorándose. Tras la decisión del rey Carlos, ya no puede utilizar el título de “Su Alteza Real” ni ningún otro honor de la nobleza. Incluso debió abandonar la Mansión Real Lodge en Windsor y mudarse a una residencia más pequeña en Sandringham.
Los legisladores que encabezan la investigación, Robert García y Suhas Subramanyan, afirmaron que seguirán adelante con su labor. Sostienen que los documentos revisados, así como testimonios previos, muestran dudas importantes que todavía deben resolverse, y aseguran que la negativa de Andrés no impedirá que continúen con la indagatoria sobre todos los posibles cómplices de Epstein.
La administración estadounidense considera que la solicitud tenía un valor simbólico relevante, ya que enviaba el mensaje de que figuras de alto perfil también pueden ser requeridas para explicar su relación con una red criminal. Mientras tanto, el ex príncipe enfrenta un creciente aislamiento público e institucional, que sigue marcando uno de los escándalos más grandes que han afectado a la monarquía británica en las últimas décadas.