Edward Snowden, de 29 años, apenas acabó la secundaria y ahora ha puesto en jaque al gobierno de su país tras filtrar un programa secreto de vigilancia
Edward Snowden, el joven de 29 años sin estudios universitarios que logró trabajar para la CIA gracias a su enorme talento para la programación, ha desatado una tormenta en Estados Unidos al filtrar que el Gobierno vigila las comunicaciones digitales y telefónicas de millones de usuarios.
Snowden, cuyo último paradero conocido era Hong Kong, abandonó sus estudios de secundaria y los retomó un tiempo después en una escuela de adultos.
Ahora espera encontrar un país “que respete la libertad de expresión”, según aseguró este domingo en una entrevista con el diario The Washington Post.
Su objetivo es librarse de un posible juicio en Estados Unidos, después de protagonizar una de las mayores filtraciones de la historia del país.
El joven, cuya identidad había sido mantenida en secreto por los diarios The Guardian y The Washington Post, a quienes reveló la información sobre los programas de vigilancia del Gobierno, pidió este fin de semana que su nombre saliera a la luz pública y reivindicar así el derecho de los ciudadanos a la privacidad.
Genio sin título universitario
Y es que según revela el diario Politico, Snowden es un firme defensor de esos principios, hasta el punto de decorar su computador con el lema: “Apoyo los derechos digitales: Fundación Frontera Electrónica”.
Partidario del antiintervencionismo del Estado, hizo donaciones a la campaña del precandidato a la presidencia por el Partido Republicano Ron Paul, conocido por su posición antibélica y su condición de libertario.
Snowden se alistó en las Fuerzas Armadas estadunidenses en 2003, pero abandonó la instrucción apenas 5 meses después tras partirse las piernas en un ejercicio de entrenamiento. Un tiempo más tarde comenzó a trabajar como guardia de seguridad en la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés), de la que luego filtraría sus prácticas dudosas.
En 2007, la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA) lo envió a Ginebra (Suiza) como responsable de la seguridad informática de los asuntos diplomáticos allí, lo que le dio acceso a una amplia gama de documentos clasificados.
“Con gafas metálicas, pelo corto y oscuro y una pequeña barba en el mentón que le hace conservar un aire académico, (Snowden) nunca terminó el instituto”, describe The Washington Post, que explica que obtuvo más tarde el título de secundaria en una escuela de adultos en el estado de Maryland.
Su educación, añade el Post, es “inusualmente escasa para alguien que avanza en la filas de inteligencia”.
Según apuntan varios medios estadunidenses, en los últimos tiempos el joven estaba basado en Hawai trabajando para la empresa Booz Allen Hamilton, una compañía contratista de la NSA, y llevaba una vida cómoda junto a su novia gracias a su salario de 200 mil dólares anuales.
Fue allí donde concedió su primera entrevista al periódico The Guardian, y desde donde tuvo acceso al último paquete de documentos que más tarde daría a conocer. Después de aquello solicitó unos días para tratar la epilepsia que padece, momento que aprovechó para huir a Hong Kong.
Cuestión de principios
Aunque aún no está claro cuál será el alcance de sus filtraciones, lo que sí es seguro es que el joven tenía como objetivo el permitir que los ciudadanos supieran que estaban siendo monitoreados por el Gobierno, algo que hizo por “una cuestión de principios”.
Snowden divulgó la existencia de dos programas de espionaje secreto que permiten consultar a diario registros de millones de llamadas telefónicas en Estados Unidos y extraer información de servidores de gigantes de internet para espiar a sospechosos de terrorismo.
Su filtración, sobre la que el Departamento de Justicia ya ha abierto una investigación, podría acarrearle cargos en su contra, lo que permitiría al gobierno norteamericano reclamar su extradición a Hong Kong, ya que existe un tratado bilateral en vigor al respecto.
Juzgado o no, lo que es seguro es que su nombre ya ha pasado a engrosar la lista de los “garganta profunda” de Estados Unidos, junto a nombres como Daniel Ellsberg, responsable de filtrar los documentos que revelaron la verdadera situación de la guerra de Vietnam; William Mark Felt, el agente del FBI que destapó el Watergate, o el soldado Bradley Manning, fuente de WikiLeaks.
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