La fascinación por los Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) ha perdurado a lo largo de décadas, impulsada por el misterio que rodea a estos enigmáticos objetos. Aunque los encuentros de tercer tipo, que implican la presencia de entidades extraterrestres, son ampliamente conocidos, los especialistas han catalogado una variedad de encuentros que van más allá de esta clasificación.
Los OVNIs, según se define, son objetos que vuelan o parecen hacerlo, cuyo origen es desconocido y que desafían las explicaciones convencionales. Desde luces inusuales en el cielo hasta movimientos erráticos, estos fenómenos han sido objeto de especulaciones y numerosos avistamientos reportados en todo el mundo.
El término “OVNI” se popularizó en 1953 por la Fuerza Aérea de Estados Unidos, derivado de “Unidentified Flying Object” en inglés. Este término ha dado lugar a una disciplina conocida como ufología, dedicada al estudio sistemático de estos eventos.
Según el Proyecto Libro Azul de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, los encuentros con OVNIs se dividen en dos categorías principales: lejanos y cercanos. Los encuentros lejanos involucran avistamientos a más de 150 metros de distancia y se clasifican en discos redondos, ecos de radar y luces nocturnas. Por otro lado, los encuentros cercanos, que ocurren a menos de 150 metros del observador, se subdividen en tres tipos:
- Primer tipo: Avistamientos de OVNIs que parecen tener capacidad de vuelo aunque estén cerca del suelo.
- Segundo tipo: Encuentros donde se encuentran evidencias físicas como huellas o quemaduras inexplicables en el terreno.
- Tercer tipo: La categoría menos común, donde se asegura la presencia de seres o entidades junto al OVNI, sugiriendo la posibilidad de encuentros con entidades extraterrestres.
A pesar de la creciente documentación y los testimonios recopilados sobre estos fenómenos, muchas de las observaciones de OVNIs continúan desafiando las explicaciones científicas convencionales, manteniendo viva la intriga y el debate sobre su naturaleza y origen.