La Iglesia católica argentina anunció hoy la expulsión de un sacerdote de la ciudad de Córdoba por apoyar la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo que hace tres años fue promulgada en este país sudamericano.
El vicario judicial, Dante Eduardo Simón, explicó en un comunicado divulgado este viernes que la medida afecta a Nicolás Alessio, quien después de 30 años de haberse ordenado como sacerdote fue sancionado con la dimisión de su estado clerical.
Explicó que Alessio “ha perdido automáticamente los derechos propios del estado clerical y ya no está vinculado en adelante a las restantes obligaciones conexas”.
El escrito, avalado por el arzobispado de Córdoba, provincia en la que oficiaba Alessio, añadió que este sacerdote “permanecerá excluido de todo el ejercicio del sagrado ministerio, de acuerdo a las normas que obligan a los presbíteros que han sido dimitidos”.
Hace tres años, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en aprobar el matrimonio igualitario, desatando una polémica social en la que el cardenal Jorge Bergoglio, actual Papa Francisco, se erigió como uno de los principales detractores de la ley.
“Recordémosle lo que Dios mismo dijo a su pueblo en un momento de mucha angustia: esta guerra no es vuestra, sino de Dios. Que ellos nos socorran, defiendan y acompañen en esta guerra de Dios”, advirtió Bergoglio en una carta pública emitida en esa oportunidad.
Por el contrario, el cura Alessio defendió los derechos de los homosexuales al recordar que “se los ha discriminado, estigmatizado y tratado mal a lo largo de los siglos, como un grupo peligroso, desviado, de enfermos, de viciosos”.
Agregó que para él “son simplemente seres humanos, tan normales como cualquiera de nosotros, me parece que había que defenderlos de estos ataques cargados de prejuicios”, lo que le valió una suspensión de la Iglesia argentina, que entonces encabezada Bergoglio.
Alessio dijo al portal del diario cordobés La Voz del Interior que esperaba su expulsión, aunque lamentó que “más de 30 años al servicio del pueblo de Dios no ha significado nada para la Iglesia. Bastó que opinara distinto al Arzobispado para que me echaran”.
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