Para las empresas energéticas del mundo, el dolor está lejos de acabarse.
La caída de más de 58 por ciento que los precios petroleros registran desde junio del año pasado ha empujado a estas empresas a recortar miles de millones de dólares en inversiones capitales y costos operativos de sus presupuestos.
Pero con el valor del crudo manteniéndose en su punto más bajo en los últimos seis años, los expertos prevén que más recortes serán necesarios para que estas empresas puedan cumplir con sus obligaciones financieras.
El banco Jefferies Group calcula que las cinco mayores petroleras occidentales que cotizan en bolsa (ExxonMobil, Chevron, Shell, Total y BP) planean recortar un total de 60 mil millones de dólares (mmdd) de sus gastos durante el 2015. Pero para poder cumplir con sus compromisos de pagos de dividendos a sus accionistas, estos recortes requerirán otros 26 mmdd adicionales.
Por si fuera poco, los expertos prevén que esta dolorosa estrategia de supervivencia tendrá que persistir durante el 2016, ya que el análisis de Jefferies indica que las empresas petroleras tienen que prepararse para precios “más bajos, por más tiempo”.
Pemex: Atrasada y amarrada
En comparación con las empresas líderes globales, cuyos presupuestos ya registran recortes de entre 11 y 20 por ciento, la reducción presupuestaria de 11.5 por ciento (o el equivalente a 62 mil millones de pesos) que Pemex anunció para este año se a línea con la tendencia.
Sin embargo, hay que subrayar que la empresa productiva del Estado se encuentra en el lado bajo del espectro de recortes, que no anunció sus recortes sino hasta meses después de que sus competidoras ya habían comenzado a implementar los suyos, y que aún antes de la caída de precios era criticada por la ineficiencia de su gasto y operaciones.
Analistas además han señalado que la forma en la que Pemex ha manejado sus recortes, principalmente a través de la cancelación o postergación de proyectos de refinación y de aguas profundas, no es la más efectiva.
Esto debido a que consideran que los recortes prioritarios deberían de darse en la enorme e ineficiente planta de trabajadores de la empresa, que representa 1.49 billones de pesos en pasivos laborales.
Sin embargo en este rubro la empresa mexicana se ve maniatada, ya que el poder de presión ejercido por el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) provoca que cualquier recorte laboral de trabajadores sindicalizados (que representan alrededor del 71 por ciento de los empleados de Pemex) resulte demasiado costoso.
Con información de: Animal Político