“Nos sentimos con mucho coraje, rabia, indignación e impotencia”, expresaron las familias de los mineros atrapados desde hace más de 280 horas en los pozos carboneros de la mina El Pinabete, al enterarse de que la inundación —que según las autoridades ya había descendido a niveles de sólo 70 centímetros— se encuentra nuevamente por arriba de los 20 metros.
La molestia y la desesperación entre madres, padres, esposas, hijos y hermanos era visible tras el informe sobre el incremento “abrupto” en los niveles de agua.
Algunos explotaron y calificaron de burla la información que les ha dado la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, quien ayer reiteró: “No los vamos a abandonar ni escatimaremos esfuerzos [para el rescate]”.
Con rostro de incredulidad, los familiares advirtieron que no permitirán que las autoridades salgan en los próximos días con que “no hay posibilidades” de un rescate, pues ellas son responsables del operativo fallido.
“Sí tenemos miedo de que nos digan que ya es imposible sacarlos, pero tampoco lo vamos a permitir. Nosotros vamos a hacer todo lo posible y a llegar hasta donde más podamos porque no pase nada de eso y porque los saquen pronto”, advirtió Martha María Huerta, esposa del minero Sergio Ruiz Gaitán.
Por segundo día consecutivo, los familiares más cercanos de los mineros dieron una conferencia de prensa con la esperanza de que se escuche su voz.
El señor Plutarco Ruiz, suegro de Sergio Ruiz Gaitán, reprochó que hasta 11 días después las autoridades hayan tomado la decisión de taponear el pozo Conchita Norte, cuando desde el primer día se les dijo que debían atacar ese flanco.
“Desde un principio debieron haber colocado bombas ahí para darle mayor rapidez al flujo de agua”, puntualizó.
Exigió que se dé un informe pormenorizado sobre cuántas bombas hay en cada pozo y qué capacidad tienen. También responsabilizó al propietario de la mina, en caso de que los mineros sean encontrados sin vida.
La señora Martha María Huerta hizo responsable a la coordinadora de Protección Civil, al advirtir que el tiempo se agota “para los familiares que tenemos abajo, porque si teníamos alguna esperanza de que estuvieran vivos, se destruye sólo porque la señora no se toca el corazón para decir, ‘sí, acepto sugerencias’” y ayuda de los expertos.
La esposa del minero remarcó: “Lo que exigimos es que ya los saquen. Ya fueron muchos días, ya mucha desesperación mental, cansancio mental; físico no, porque podemos estar aquí, pero no se trata de eso. Se trata de ya sacar a nuestra gente, porque ya no podemos con tanto dolor”.
Mandó un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador: “Si llega a sus oídos, quisiera que me escuchara lo que le voy a decir. Si vuelve a venir, que venga, se siente con nosotros, porque no somos unos animales, sabemos entender y tener orden. Que se siente a escucharnos, a ponerse la mano en el corazón y decir, está bien, vamos a hacer equipo todos, vamos a traer gente que ustedes dicen que saben para sacar lo más pronto posible a sus familiares, pero que él nos escuche, que se dé el tiempo de escucharnos, no que nada más venga a saludar”.
Complicaciones
Las autoridades informaron que la madrugada de ayer se registró un aumento “súbito” en los niveles de agua de los pozos, donde 10 mineros se encuentran atrapados desde el 3 de agosto.
A las 8 de la mañana se presentó un nivel en los tirantes de agua en el Pozo 2, de 12.92 metros; en el Pozo 3, de 15.51 y en el 4, de 12.56, pero a las 12 del día ya superaban los 20 metros.
Las autoridades afirmaron que se diseña una nueva estrategia por parte de los ingenieros especialistas de Mimosa, Servicio Geológico Nacional y de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que permita, con nuevos datos, realizar las acciones para la extracción del agua que se encuentra en la mina.
El gobernador Miguel Riquelme informó que se aplicarán nuevas acciones, a fin de “taponear” las posibles filtraciones.
“Lo que me gustaría dejar claro es que aquí vamos a estar las 24 horas, que vamos a proveer lo necesario”, agregó.