Con el regreso a clases de más de medio millón de estudiantes de nivel básico en San Luis Potosí, muchas familias han comenzado a modificar los alimentos que envían a sus hijos para el recreo, buscando opciones más saludables y menos procesadas.
Padres y madres han optado por incluir frutas y verduras frescas en los refrigerios escolares, dejando de lado los tradicionales “lonches”, frituras y dulces que solían ser comunes en el almuerzo escolar. “Ahorita les mando pepino o jícama picada. Las verduras las dejamos para la casa, pero sí procuramos que en la escuela coman algo más natural”, compartió una madre de familia.
Aunque las nuevas reglas no prohíben a los padres lo que pueden enviar a sus hijos, sí regulan la venta de comida chatarra dentro de las escuelas, por lo que muchos papás han decidido sumarse de forma voluntaria a esta medida, conscientes de los beneficios que trae a la salud de los niños.
“Antes los niños compraban papitas y dulces todos los días. Eso, a la larga, puede afectar su salud. Ahora es mejor que empiecen a comer más sano”, comentó otro padre de familia.
También las cooperativas escolares han hecho ajustes importantes: ahora ofrecen fruta fresca, agua natural y alimentos que cumplen con criterios de alimentación nutritiva, en lugar de productos ultraprocesados.
Los papás reconocen que no todos los niños han tomado igual estos cambios. Algunos los aceptaron sin problema, mientras que otros extrañan sus botanas favoritas. Sin embargo, la mayoría coincide en que estas acciones ayudarán a formar mejores hábitos desde la infancia.
