Feminicidio, omisión médica y amenazas: la historia de una familia destruida

MÉXICO, NACIONALES

Lorena Gutiérrez Rangel, madre de Fátima Varinia Quintana, asegura que la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es una pequeña parte de la justicia que lleva diez años esperando. Esta resolución histórica reconoce a su familia como víctima indirecta del feminicidio de su hija y obliga al Estado a reparar el daño causado.

Fátima fue asesinada brutalmente el 5 de febrero de 2015, en el municipio de Lerma, Estado de México. Tres hombres la interceptaron cerca de su casa cuando regresaba de la secundaria. La abusaron sexualmente, la mataron y arrojaron su cuerpo en una zanja. Fue su hermano Daniel, de apenas 10 años, quien la encontró.

Después del crimen, las amenazas de la familia de los agresores obligaron a los Quintana Gutiérrez a huir del Estado de México. En 2017 se desplazaron forzadamente a Monterrey, Nuevo León, por temor a ser atacados. Desde entonces, su vida cambió por completo.

La madre de Fátima también perdió a su hijo Daniel. Tras la muerte de su hermana, él nunca logró recuperarse del impacto psicológico. En 2020, comenzó a sufrir fuertes dolores abdominales, pero cuando fue llevado a un hospital en Monterrey, no recibió atención médica inmediata. Lorena asegura que su hijo murió por omisión, víctima de homicidio doloso, y actualmente ese caso sigue en proceso.

La Corte ordenó al Gobierno del Estado de México crear un plan de reparación integral que incluya medidas para evitar que estos hechos se repitan. También exige brindar atención digna a las víctimas y sus familias. Esta es la primera vez que en México se reconoce legalmente a la familia como víctima directa del feminicidio.

Lorena habló con las periodistas Perla Velázquez y Daniela Barragán en el programa “Café y Noticias” del canal de YouTube de SinEmbargo. Aunque reconoce la importancia de esta decisión, también lamenta que haya tardado una década en llegar. “¿Por qué tuvimos que esperar 10 años y pasar tanta violencia institucional, sobre todo del Poder Judicial?”, cuestionó.

De los tres responsables del asesinato de Fátima, dos fueron condenados a 70 años de prisión. Sin embargo, Mizael Atayde, que era menor de edad en el momento del crimen, fue liberado en 2022. La familia ha enfrentado también la frustración de ver que uno de los culpables camina libre.

“La sentencia es una esperanza, pero no me devuelve a mis hijos”, dijo Lorena. “Después del feminicidio de Fátima, mi vida se detuvo. Yo era una mamá como muchas, tuve cinco hijos porque quería ser madre. Pero ya no tengo proyecto de vida. No los escucho. Ellos eran mi motor”.

Lorena ahora se considera también una madre buscadora. Ella ha dedicado estos años a luchar por justicia no solo para su hija, sino para muchas víctimas más. Afirma que es necesario que la sociedad vigile que esta sentencia se cumpla, para que no quede solo en el papel.

Finalmente, el proyecto de resolución fue presentado por la ministra Margarita Ríos Farjat y aprobado de manera unánime por la Suprema Corte. La decisión marca un precedente legal para otras familias que han vivido la misma tragedia.

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