Días antes de ser asesinado, el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, había advertido públicamente sobre el riesgo que enfrentaba la ciudad tras la captura de René Belmonte Aguilar, alias “El Rino”, identificado como jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en esa región de Michoacán.
De acuerdo con el fiscal general de Michoacán, Carlos Torres Piña, existen elementos para considerar que el ataque a balazos en el que perdió la vida Manzo está relacionado con la detención de El Rino, ocurrida dos meses antes.
El propio alcalde había informado del arresto el 27 de agosto, y advirtió en sus redes sociales que se trataba de una detención “de las más peligrosas y de mayor impacto”. En ese mensaje pidió a la ciudadanía mantener la calma y no salir de casa sin necesidad, pues alertó que el crimen organizado podría reaccionar con violencia.
“Tenemos que unirnos y cooperar; cuando se presentan este tipo de detenciones, los delincuentes tratan de quemar comercios y dañar a gente inocente. Tenemos que entrarle al combate”, expresó entonces Carlos Manzo.
A raíz de esa detención, Uruapan entró en “código rojo”, según el propio edil, por los ataques armados y autos incendiados registrados en los días siguientes. Ante ello, solicitó apoyo a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, para reforzar la presencia federal en el municipio.
El 15 de septiembre, Manzo canceló las celebraciones patrias por motivos de seguridad, y semanas después consiguió el envío de 200 elementos de la Guardia Nacional, aunque estos fueron retirados el 8 de octubre, lo que volvió a dejar vulnerable a la ciudad.
“Hacemos un llamado respetuoso al Gobierno Federal para que no dejen solo a Uruapan en el combate a los delitos federales”, escribió Manzo poco antes de su asesinato.


