¿Por qué nos gusta asustarnos? ¿Nos gusta asustarnos? Sí, de hecho lo hacemos a la menor de las provocaciones. Nos gustan las emociones “fuertes”, por así decirlo, y sentir miedo es una de tantas maneras para lograrlo. Pero, más allá de los clásicos y ya recurrentes filmes de horror que se exhiben mes con mes en las salas de cines, también hay otras opciones más privadas para buscar un susto: los juegos de video. Ahora un grupo de expertos se pregunta ¿por qué jugamos juegos de video con temática de horror, diseñados para sorprendernos y espantarnos? ¿Acaso no llenamos con todo lo que el mundo tiene para darnos en este aspecto?
Desde hace algunos años y al igual que las películas o novelas de terror, los videojuegos proporcionan un medio para disfrutar del placer de asustarnos a nosotros mismos. Así, personajes desquiciados y monstruosos, programados para desafiar y destruir al jugador, gratifican la búsqueda de emociones inducidas por el miedo que impulsa a los jugadores a sumergirse en estos mundos virtuales.
Sin embargo, hasta ahora no existía ninguna investigación sobre la manera en la que la naturaleza inmersiva de los juegos de terror (conocidos también como survival horror) nos asusta y cómo nuestros rasgos individuales pueden afectar el grado en el que nos sobresaltan. Ahora un nuevo trabajo realizado en la Universidad de Indiana (IU en inglés) nos muestra por qué jugamos videojuegos, cómo y qué nos hacen sentir.
Las investigadoras Teresa Lynch y Nicole Martins de la IU publicaron un estudio sobre la respuesta de miedo realizado a 269 estudiantes universitarios que juegan títulos populares de este género comoResident Evil, Left 4 Dead, Dead Space, la serie Silent Hill y Amnesia: The Dark Descent, publicó el sitio IFLScience.
Lynch y Martins aplicaron un método utilizado para medir la percepción de miedo del espectador en el cine y la televisión para aplicarla a juegos de terror de supervivencia. A los participantes, por su parte, se les realizaron preguntas sobre los títulos que jugaban y qué tan seguido lo hacían, su percepción sobre los juegos de survival horrory cómo el sonido, la imagen y la presencia influía en la manera en la que se sentían.
Los resultados arrojaron que más de la mitad de los jugadores experimentaban miedo durante el juego y sólo alrededor del 40 por ciento admitió haber disfrutado de este miedo.
Lynch y Martins encontraron que, en general, los jugadores con baja empatía eran más propensos a jugar y disfrutar de juegos de terror que quienes tenían altos niveles de empatía, es decir, aquellos que pueden relacionarse con las emociones negativas en otros. De igual manera, el miedo y la ansiedad pueden aumentar en las personas empáticas de manera que se sientan impotentes y abrumados y son menos capaces de desconectarse en el mundo real.
Mientras que jugadores masculinos y femeninos experimentaron la misma frecuencia de miedo y se sintieron asustados al mismo tiempo en un juego, de acuerdo con las lecturas recopiladas durante el experimento, los varones fueron más dados a mentir que se encontraban aterrados. En cambio, los hombres hicieron hincapié en lo mucho que disfrutaron jugando juegos de terror, haciendo alarde de valentía. Las mujeres, por su parte, eran más propensas a describir qué tanto miedo sentían, siendo menos racional y estoica su respuesta al miedo. Lynch y Martins concluyeron que esto puede ser debido a los estereotipos típicos de género.
Por otro lado, los hallazgos de los investigadores ofrecen cierto apoyo a las importantes cantidades de dinero y tiempo que los desarrolladores de juegos destinan a la creación de mundos virtuales realistas que permiten que el jugador deje de lado su incredulidad.
En cuanto al futuro, el aumento exponencial de la potencia de procesamiento de las computadoras y la mejora de las técnicas de representación para la creación de gráficos del juego –junto con la interactividad cada vez más convincente con los personajes– sugieren que los videojuegos continuarán alimentando los sustos que los jugadores están buscando.
Fuente: Sin Embargo.