Una vez que adquieres la responsabilidad de un empleo, tienes que conservarlo de la manera más ética, honesta y profesional posible; no se trata de callarte las injusticias ni tampoco de volverte el lamebotas del patrón… simplemente debes esforzarte para dejar que tus acciones y tu producción dentro de la empresa hablen más de tu valor como empleado, a lo que dice tu lengua.
¡Y es que hay frases muy tóxicas en el ámbito laboral! Ahórrate este tipo de comentarios y quizá te salves de muchos problemas con tu jefe.
1. Tu jefe escucha: “Le suplico una limosna”
Ya sea que desees remodelar tu casa, pagar cuentas o haya surgido algún imprevisto que te exija desembolsar más dinero de lo que ganas, nunca debes usar tus problemas o proyectos personales como chantaje para obtener un aumento o dinero extra. ¡Deja de querer causarle lástima o compasión al jefe! Existe una manera mucho más digna de conseguir un incremento salarial, y es mereciéndolo. Será más sencillo obtener la respuesta positiva de tu jefe si él ve que te esfuerzas y haces más de lo que te toca cada día. ¡Propónselo como un ganar-ganar!
2. Tu jefe escucha: “Me aburro aquí, quiero irme”
En la mayoría de los trabajos se requiere una producción mínima a entregar antes de que finalice la jornada, y es normal que aquellos empleados que terminan su cuota con rapidez estén deseosos de salir más temprano. Para este tipo de situaciones es necesario llegar a un acuerdo que aplique igual para todos los colaboradores, pero estando conscientes de que la última palabra la tiene el jefe. Trata de no ser insistente porque puede malinterpretarse y parecer que el entorno laboral te genera flojera o que te aburres demasiado y que prefieres irte cuanto antes. ¡Además, recuerda que es importante respetar los horarios!
3. Tu jefe escucha: “No asumiré mis responsabilidades”
La parte más importante de crecer y desarrollarte como profesional es madurar. Necesitas hacerlo para adquirir responsabilidades y desempeñarlas correctamente, sin culpar a los demás por los problemas, demoras o situaciones ajenas que perjudiquen tu trabajo. Un buen líder siempre valorará más a un empleado que asume sus errores e intenta repararlos, que a uno que solo inventa chismes o acusa a los demás cuando algo no sale bien.
4. Hacer berrinche cuando no piensan como tú
Esta situación ocurre con mayor frecuencia cuando se convoca a juntas para tratar temas importantes en las que todos exponen su opinión y nunca falta quien se sienta ofendido y/o atacado por no recibir apoyo en sus ideas de parte del resto de los compañeros. Una persona que no acepta que pensar diferente es un derecho, no sabe trabajar en equipo y por lo tanto no se adecuará a ningún proyecto.
5. Tu jefe escucha: “Soy un sabelotodo”
Esto es como si compararas a tu pareja actual con la anterior, ¿te suena? Jamás comiences en un nuevo empleo condicionando a tu jefe con que tú ya sabes cómo hacer las cosas por tu anterior experiencia laboral. Recuerda que cada empresa se maneja distinto y si quieres conservar tu trabajo deberás adaptarte a su método de ejecución. En la mayoría de los casos, ¡no son ellos los que tienen que adaptarse a ti!
6. Tu jefe escucha: “No estoy dispuesto a aprender”
¡Al menos inténtalo! Ser sincero con tu jefe y explicarle cuando no te sientes capacitado para realizar alguna tarea habla de tu ética. Pero que no sea un pretexto para echar flojera; “no saber” NO debe ser excusa, recuerda que laboras con más profesionales que pueden facilitarte las herramientas y los medios para aprender cosas nuevas y desempeñar mejor lo que se te pide.
7. Tu jefe escucha: “No tengo tiempo para sus ocurrencias”
Es cierto que en ocasiones la carga laboral es inmensa y pareciera que las horas no nos alcanzan para terminar con todo, pero si el jefe o el líder en turno nos asigna una nueva responsabilidad, es importante darle prioridad. Si el líder interrumpe nuestra jornada con una nueva tarea, debe tratarse de algo muy importante. ¡Ya habrá tiempo para administrarse! Recuerda que es indispensable aprender a reacomodar el plan de acción de cada día por si surgen imprevistos.
8. Tu jefe escucha: “Quiero propina”
Si tu jefe te pide un poco de ayuda extra, NUNCA pidas propina. ¡Estás ahí para auxiliarlo en los inconvenientes de la empresa! Y así como te lo pidió a ti lo pudo haber hecho con alguien más. Solo recuerda que aprovechando estas pequeñas oportunidades podrás hablar de un futuro aumento sin que se te caiga la cara de vergüenza.
9. Tu jefe escucha: “No me importa esta empresa”
Si trabajas en una compañía que flota sobre una lancha con agujeros, ¡definitivamente tú también te puedes hundir! Dejando de lado las competencias, las envidias y las comparaciones que puedan surgir, debes recordar que tu fuente de ingresos también depende de la estabilidad en la empresa, así que no ignores los problemas que puedan surgir. ¡También te compete!
10. Tu jefe escucha: “Soy un mediocre”
Esta es una de las excusas más recurrentes para justificar cuando no haces cierto trabajo o no lo entregas de la manera en que se te pide; aunque le reclames a tu jefe él no haberte explicado a detalle y paso a paso lo que tenías que hacer, ¿no crees que es tu responsabilidad no haber expresado tus dudas?