Funcionarios extranjeros, bajo presión por política de visas del gobierno de Trump

La administración de Donald Trump anunció una nueva política de restricción de visas dirigida a funcionarios extranjeros que, según el gobierno, atenten contra la libertad de expresión de ciudadanos estadounidenses. La medida, anunciada por el Secretario de Estado, Marco Rubio, busca castigar a quienes censuren comentarios hechos dentro de Estados Unidos o en plataformas digitales estadounidenses.

“Esta política aplicará a ciudadanos extranjeros que estén involucrados en la censura de expresiones protegidas dentro de Estados Unidos”, declaró Rubio en un comunicado, haciendo énfasis en que no se tolerarán ataques a la libertad de expresión desde el exterior.

Sin embargo, esta postura ha generado controversia, ya que ocurre mientras el mismo gobierno estadounidense ha sido señalado por perseguir a ciudadanos y estudiantes extranjeros que se han manifestado en contra de las políticas de Trump, en especial aquellas relacionadas con Israel. En universidades como Harvard y Columbia, estudiantes internacionales temen represalias por expresar opiniones políticas contrarias al oficialismo.

Además, el Departamento de Estado suspendió recientemente las entrevistas para visas estudiantiles, lo que aumenta la preocupación entre quienes planeaban estudiar en Estados Unidos.

Rubio también criticó a gobiernos extranjeros por intentar imponer sus normas sobre las redes sociales estadounidenses y presionar a plataformas para censurar contenido que consideran ofensivo, aún si este fue publicado en territorio estadounidense.

La política se ampara en la sección 212(a)(3)(C) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, que permite negar el ingreso a extranjeros cuya presencia pueda tener efectos negativos en la política exterior de Estados Unidos. Esta medida también podría afectar a los familiares de los funcionarios sancionados.

Mientras el gobierno de Trump promueve esta iniciativa en defensa de la libertad de expresión, sigue enfrentando críticas internas por su propio trato a medios de comunicación que cuestionan sus decisiones. Demandas contra cadenas como ABC, CBS y periódicos como The New York Times han sido parte del estilo combativo del expresidente contra la prensa crítica.

La tensión entre proteger la libertad de expresión y restringir voces disidentes —dentro y fuera del país— pone en evidencia una contradicción que ha generado amplio debate tanto en círculos políticos como en la sociedad civil.

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