Mientras la situación de la industria energética en México entra en un debate político profundamente ideológico, se prevé que las importaciones de gas natural desde Estados Unidos se dupliquen en los próximos tres años con la entrada en funcionamiento de tres nuevos gasoductos.
La organización de análisis de inteligencia Stratfor afirmó que el impacto de esas facilidades probablemente mejore los costos de competitividad de los sectores industrial, eléctrico y de energía de México, “al mitigar carestías y reducir los precios de la electricidad”.
La conclusión de los gasoductos “comprará tiempo al gobierno mexicano hasta que el país pueda aprovechar sus propias reservas de gas shale, un desarrollo que no se espera comience en varios años aún si ocurriese una amplia reforma del sector de energía”.
Hasta el momento que eso suceda, según Stratfor, “México dependerá cada vez más de fuentes externas, primariamente de EU, para el gas natural”.
La fuente señaló que en los últimos cinco años “una nueva dinámica de energía emergió entre México y Estados Unidos, ante la incapacidad del país para mantener su producción al ritmo de su consumo.
“Esta tendencia ha coincidido con un boom de gas shale en Estados Unidos, que incrementó su producción de gas natural en 22 por ciento en sólo 15 años –de 534 mil millones de metros cúbicos a 649 mil millones de metros cúbicos–, y lo hizo un exportador de gas natural hacia sus vecinos del norte y sur”, precisó el análisis de Stratfor.
Según el reporte, entre 2001 y 2011 las importaciones mexicanas de gas crecieron de tres mil 850 millones de metros cúbicos anuales a 18 mil 70 millones de metros cúbicos. Un 80 por ciento de ese comercio se hizo a través de gasoductos, mientras el restante 20 por ciento llegó en forma de gas licuado desde Qatar, Nigeria y Perú.
La meta, abastecimiento
El valor de las exportaciones de gas natural estadunidense a México pasó de 20 a mil 700 millones anuales, aseguró Stratfor.
“Para resolver las necesidades inmediatas de aprovisionamiento adicional de gas natural, los funcionarios mexicanos de energía han demorado nuevos proyectos de gas natural licuado y los planes para desarrollar las significativas reservas de gas shale del país”, comentó.
Por lo pronto, el gobierno está centrado en la construcción de tres gasoductos mayores para el relativamente barato gas natural estadunidense y dirigidos hacia zonas con problemas de abastecimiento: el del noroeste, de dos mil kilómetros de longitud, transportará unos 21.5 millones de metros cúbicos de gas entre Tucson y Mazatlán; el gasoducto de Chihuahua será ampliado para transportar 24 millones de metros cúbicos diarios de la frontera estadunidense a El Encino, 400 kilómetros al sur, donde conectará con otra línea de 530 kilómetros para entroncar con el sistema del noroeste, y llegar a Topolobampo.
La tercera línea será de mil 200 kilómetros de Los Ramones al centro de México, con unos 59.5 millones de metros cúbicos diarios de Texas y Louisiana hacia la nueva región industrializada del Bajío, según el estudio.
¿Por qué importar?
A pesar de tener la cuarta reserva más importante de shale gas, gas de esquisito o gas lutitas, del mundo, México no cuenta con un modelo de negocio apropiado para la explotación de este recurso.
Estados Unidos es el país puntero en esta industria que llama la atención de todas las industrias en el mundo, puesto que han logrado bajar el costo de gas natural hasta poco más de tres dólares durante todo el año.
De acuerdo con la propia Secretaría de Energía, para lograr un modelo viable de shale gas, se tendrían que asignar concesiones a empresas privadas, ya que hoy operan en EU 79 firmas sólo en el área de Eagle Ford (Texas), donde perforan mil 500 pozos al año, mientras Pemex sólo ha hecho dos.
La carrera por la exploración también va a paso lento, ya que en EU se tienen detectados yacimientos de shale gas en 48 de los 50 estados del país.
http://www.dineroenimagen.com/2013-06-14/21659
