La situación en Gaza es crítica. Solo el 40% de las plantas que producen agua potable siguen funcionando, y podrían detenerse por completo en las próximas semanas si no llega combustible, advirtió James Elder, vocero de UNICEF.
El experto aseguró que si el suministro de combustible no se restablece pronto, los niños podrían empezar a morir de sed. Desde el corte de electricidad tras los ataques del 7 de octubre de 2023, el combustible se volvió esencial para distribuir agua a más de dos millones de personas.
“Estamos ante una crisis provocada. Los sistemas de agua están colapsando y se puede evitar con voluntad política”, dijo Elder. La escasez también está generando brotes de enfermedades como hepatitis, mientras los hospitales, sin recursos, apenas pueden atender a los enfermos.
La situación humanitaria se agrava día a día. Muchos palestinos arriesgan su vida para obtener agua y alimentos. “No podemos vivir sin agua, ni siquiera unos días”, fue el mensaje desesperado que Elder recibió de una familia en Gaza.
La falta de equidad en la distribución de ayuda es otro problema grave. Las personas más vulnerables —niños, ancianos, mujeres embarazadas— son las más afectadas, y muchas no logran llegar a los centros de ayuda debido a que están en zonas militarizadas.
