Gustavo Petro, el exrebelde y actual senador, se convirtió hoy en el primer presidente de izquierda en Colombia, un país tradicionalmente gobernado por conservadores y moderados, luego de una ajustada campaña con el magnate Rodolfo Hernández.
Petro tenía 50.48% y Hernández 47.26% en el conteo preliminar de la Registraduría y con más del 99% de las urnas contabilizadas. La elección se declarará luego del escrutinio que tiene validez jurídica y con el cual se verifica y consolida la votación que suele conocerse unos días después. Históricamente en Colombia los resultados preliminares han coincidido con los finales.
El presidente Iván Duque felicitó en su cuenta de Twitter a Petro, mientras que Hernández reconoció su derrota en un mensaje en sus redes sociales. Varios líderes latinoamericanos, entre ellos los mandatarios de Argentina, Alberto Fernández, y de México, Andrés Manuel López Obrador, también reconocieron el triunfo del senador colombiano.
La de Petro es la más reciente victoria política de la izquierda en América Latina alimentada por el deseo de cambio de los votantes. Chile, Perú y Honduras eligieron presidentes de izquierda en 2021 y en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva lidera las encuestas para las elecciones presidenciales de este año.
“Hoy es día de fiesta para el pueblo. Que festeje la primera victoria popular. Que tantos sufrimientos se amortigüen en la alegría que hoy inunda el corazón de la Patria. Esta victoria para Dios y para el Pueblo y su historia. Hoy es el día de las calles y las plazas”, escribió Petro en su cuenta de Twitter mientras en la sede de campaña ya habían comenzado las celebraciones y en la tarima se leía “Gracias Colombia”.
Los colombianos dieron un giro drástico al elegir a un candidato de oposición al gobierno del actual presidente conservador Iván Duque, quien entregará el poder el 7 de agosto y ha enfrentado bajos niveles de popularidad luego de atravesar la pandemia y sortear en 2021 multitudinarias protestas contra una reforma fiscal que luego derivaron en reclamos por la desigualdad, la violencia policial y el desempleo.
Apoya a las minorías
Petro, de 62 años, ha prometido gobernar para “los nadies y las nadies”, es decir, las minorías y los pobres, que en Colombia alcanzan el 39% de la población, según cifras oficiales de 2021. Petro, con un discurso populista y en contra de las élites, buscaría aumentar los impuestos a los más adinerados y plantea ampliar las garantías sociales que da el Estado a la población con educación pública gratuita desde la infancia hasta la universidad, empleo con un salario básico a quienes no lo encuentren y aumento de los subsidios.
En su tercer intento por llegar a la presidencia venció su mayor obstáculo: el antipetrismo. En su juventud militó en la extinta guerrilla M-19 y entregó las armas en 1991 cuando el movimiento insurgente firmó un acuerdo de paz con el Estado.
Sus detractores temen que, con la llegada de la izquierda, Colombia “se convierta en otra Venezuela”, su vecino inmerso en una crisis política y social que ha causado la migración de 2.2 millones de venezolanos hacia Colombia.
Durante la campaña, Petro se dedicó a contradecirlos y prometió -incluso firmando bajo juramento- que no expropiará bienes, respetará la propiedad privada, las creencias religiosas y las pensiones.
Unas 39 millones de personas estaban habilitadas para votar en el tercer país más poblado de América Latina en medio del descontento generalizado por el aumento de la desigualdad, la inflación y la violencia.
Silvia Otero Bahamón, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, dijo que “Petro se relaciona con los pobres, las minorías étnicas y culturales de las regiones más periféricas de la nación, que por fin son tenidas en cuenta e invitadas a participar en la democracia”.
Sin embargo, Petro tendrá dificultades para cumplir sus promesas ya que no tiene mayoría en el Congreso, lo cual es clave para llevar a cabo las reformas prometidas.
En las recientes elecciones legislativas el movimiento político de Petro obtuvo 20 escaños en el Senado, una mayoría relativa, pero aún tendría que hacer concesiones en las negociaciones con otros partidos.
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