Berlín • Hay una nota de sudor humano en el ambiente. Una veintena de periodistas y fotógrafos se arremolinan en torno a una mesa en la parte trasera de un bar del barrio de moda berlinés de Friedrichshain. Una pila de bolsas de plástico descansa sobre la mesa. Allí se está cociendo la que, según los organizadores, es la primera Fiesta de las Feromonas de Alemania. El objetivo del evento es encontrar al compañero para toda la vida sirviéndose de la nariz. Cada una de las bolsas de plástico contiene una camiseta que ha sido usada en la cama durante tres noches antes de que se le asigne una pegatina azul, para identificar a un portador masculino, o una rosa, para las mujeres. Las feromonas son unas sustancias químicas segregadas de manera natural por personas y animales durante momentos de estrés, miedo y placer. Según los investigadores, su papel es clavea la hora de encontrar pareja. En 1995, el zoólogo Claus Wedekind realizó varios experimentos en la universidad suiza de Berna con camisetas sin lavar utilizadas por distintos hombres. Y descubrió que, por lo general, las mujeres preferían las de aquellos hombres cuyos sistemas inmunitarios eran distintos a los suyos, lo que incrementa las posibilidades de tener descendencia con una saludable mezcla. Las fiestas de feromonas comenzaron a popularizarse en Estados Unidos y ahora aterrizan en Europa, donde por decirlo de alguna manera empezó todo. “Nos pareció que era una idea fantástica”, dice Lukas Brossender, de la agencia de contactos Shop A Man, organizadora de la fiesta berlinesa celebrada hace unos días. De las 40 personas que participaron en la primera Fiesta de las Feromonas en Nueva York, 24 se emparejaron y aún siguen juntos.”Nunca había oído hablar de un porcentaje de éxito tan elevado”, señala Brossender. Sin embargo, el experto en citas no se siente capacitado para afirmar si todo se debe a las feromonas. “La gente lo está pasando bien y decir ‘huele bien’ es una buena forma de iniciar una conversación relajada.” Antes de que comience la fiesta en Berlín, el tema de conversación que más se escucha es “¿prensa o invitado?”. Los fotógrafos están algo frustrados: dos mujeres sentadas junto a la mesa tienen que oler dos veces cada camiseta para asegurarse de que todo el mundo tiene una buena foto. Pero apenas pueden acercar rápidamente la nariz a la prenda. “Hay un punto en el que empieza a oler un poco terrible”, dice una. A la otra le disgusta que muchos hombres optaran por perfumarse antes de ponerse sus camisetas. “¿Por qué querría yo estar con alguien que desde el principio está intentando engañarme?”, señala. Robert y Fabio, en cambio, se lo toman con calma. Los dos jóvenes de 24 años están sentados en un sofá, mirando las imágenes que se proyectan sobre la pared del bar. Toda mujer a la que le guste el olor de una prenda se hace una fotografía con ella. El hombre que la lleva ve su número en la pantalla y, si le gusta lo que ve, se acerca a hablar con la mujer. El aspecto físico, parece, aún sigue siendo un factor importante. “El aspecto siempre será importante”, sostiene Lukas Brosseder. “Pero creo que es lo que quiere la gente”. Robert ya ha encontrado su camiseta de mujer favorita: la número 7 “huele bastante bien”, dice. Aún no sabe quién la lleva, y de momento ninguna mujer se ha acercado a hablar con él. Las prendas usadas por los hombres tienen un olor mucho más fuerte que la de las mujeres. Podría describirse como la suma de una cama deshecha, sudor y desodorante. “Eso es porque los hombres hicieron lo que les dijeron que tenían que hacer. Y las mujeres lavaron las camisetas en secreto”, afirma el experto. Después de tres horas, las cámaras fotográficas han desaparecido y la fiesta se ha trasladado fuera para los fumadores. El ambiente es alegre, pero no se ven parejas. Hay como poco unos 30 solteros, y otros tantos periodistas. Y al menos, las feromonas son un buen tema de conversación. http://www.milenio.com/]]>
Hacen ‘fiesta de feromonas’ para encontrar pareja en Alemania
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