Con la presencia de decenas de asistentes, muchos de ellos usuarios del transporte público urbano, esta tarde fue despedido en una misa de cuerpo presente Juan José Martínez Franco, chófer de la línea Morales, fallecido el miércoles pasado en un accidente suscitado en la carretera federal ’57.
En el acto religioso, realizado en el templo del Nuestra Señora del Rosario, ubicado en la avenida Salk, sus hijos, procedentes de Estados Unidos, montaron una guardia en el féretro que arribó a la iglesia pasadas de las 12:00 horas.
Ahí, amigos y pasajeros se acercaron para observar por última vez al conductor conocido entre el gremio camioneril como “Bombón”, rezar por algunos minutos y retirarse entre llanto y lágrimas.
En entrevista, sus hijos Carlos, María Elena y Oliver Martínez, destacaron que su padre haya tenido tantas amistades y personas que lo apreciaban, quienes decidieron acompañarlo en su último adiós terrenal.
Recordaron que una de las grandes anécdotas con su padre, fue que cada vez que llegaba a casa y descendía del camión les lanzaba bolo con las monedas recabadas en la jornada laboral.
“La profesión que a el gustó era su autobús. Él era feliz así, ahí siguió; Él entregó su vida y su corazón a toda la gente (…) desde que nosotros estábamos chicos él siempre era así (disfrazarse de payaso en el Día del Niño) nunca cambió”, comentó su hijo Carlos.
Una vez concluida la misa, salió entre aplausos de los presentes y su cuerpo fue trasladado a los Jardines del Perpetuo Socorro, en la colonia soledense de El Morro, donde será cremado.
En el cortejo fúnebre lo acompañaron decenas de conductores en carros particulares, chóferes de camiones urbanos y motociclistas de plataformas de entrega de comida.
“Bombón” adquirió gran relevancia como personaje popular en la capital potosina, porque cada vez que los usuarios subían al camión ruta 9, una de las más extensas de la Zona Metropolitana, los recibía con un “Buenos días, licenciado”, “diputado”, “gobernador” y demás oficios y profesiones.
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