Esto es lo que pasa con la masculinidad tóxica. Una mujer y su novio estaban en una fiesta en Mar del Plata, Argentina, el pasado 3 de abril cuando un hombre le guiñó el ojo.
A lo Will Smith la pareja de la mujer se levantó de su asiento y acompañado de alguien más acorraló e insultó al sujeto que guiñó el ojo a su acompañante, hasta que de pronto el novio tomó una botella y se la partió en el cráneo al hombre que, supuestamente, había intentado coquetear con la chica.
La víctima, que terminó en el suelo en un mar de sangre, fue identificada como Juan Manuel Averillo Bonavía, de 40 años, y se trasladó a emergencias a un hospital en donde se le diagnosticó con fractura de cráneo y hemorragias internas. Un mes después murió.
En cuanto al agresor, identificado como Pablo Sebastián Bettes, de 42 años, no pudo ser aprehendido durante el ataque a Bonavía, pero de acuerdo con medios locales fue detenido una par de semanas después en medio de un allanamiento y trasladado a la alcaidía de la Unidad Penal N°44 de Batán, por su presunta participación en el ataque contra Bonavía. Tras la muerte de Bonavía, Bettes ahora podría pasar de ocho a 25 años en prisión por su asesinato… y todo por macho.
En un mundo repleto de etiquetas donde todo necesita una explicación más o menos digerible, la masculinidad tóxica se puede definir como todo eso que ya no debería ser un hombre en la era del feminismo.
Uno de los ejemplos más claros y populares de los últimos meses fue el caso Smith en los premios Oscar cuando el actor de Men in Black subió al escenario del Dolby Theatre para golpear al comediante Chris Rock por un chiste de mal gusto en contra de Jada Pinkett. La cosa es que ni Jada ni nadie le pidió a Will que la defendiera.
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