Se dice que no podemos sentir aversión por alguien que hemos conocido de niño. Todas las potencialidades del ser humano parecerían esperar ahí para ser desarrolladas y reveladas; sin embargo, en algunos casos la raíz se pudre fácilmente y el árbol crece para darnos la medida del desprecio humano.
Los rostros de estos dictadores y cuestionables dirigentes políticos del siglo XX y principios del XXI han poblado las pesadillas de millones de personas, pero aquí podemos verlos cuando el juego apenas comenzaba. El ojo del fotógrafo al otro lado de las cámaras no tendría manera de saber que estaba frente a uno de los individuos más despreciables del mundo: sólo son fotos de niños y jóvenes en etapa formativa. Qué daño podrían hacer.
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