Para la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en San Luis Potosí, el gobierno mexicano debe cambiar su estrategia de respuesta ante los aranceles que impuso Estados Unidos al acero y aluminio. Su presidenta, Imelda Elizalde Martínez, opinó que sería más útil negociar con productos como el maíz, la carne o el whisky estadounidenses, en lugar de responder directamente con medidas relacionadas al acero. “No se trata de una guerra de aranceles, sino de inteligencia comercial”, afirmó.
A nivel nacional, más de 450 empresas están relacionadas directamente con la producción de acero, muchas de ellas dentro de los sectores automotriz y metalmecánico. Si se suman las proveedoras indirectas o más pequeñas, la cifra podría duplicarse. Por eso, el impacto no solo afectará las exportaciones, sino que también provocará una baja en el consumo interno y complicará el entorno económico local.
En San Luis Potosí, ya se sienten los primeros efectos negativos de esta decisión del gobierno estadounidense. Elizalde Martínez explicó que varias empresas potosinas, sobre todo las exportadoras, ya detuvieron sus órdenes de embarque y tránsito de productos debido a que no saben cuánto costará finalmente enviar mercancía con el nuevo arancel.
Muchas de estas compañías ya tenían organizados sus procesos productivos para los siguientes meses con base en costos diferentes, por lo que el incremento del arancel al 50% las obliga a rediseñar toda su operación. “Teníamos estructuras de producción diseñadas con otros cálculos. Este cambio nos afecta de forma directa y nos obliga a replantear todo”, explicó la presidenta del organismo.
Además, agregó que México necesita seguir importando acero desde Estados Unidos porque es un tipo que no se produce en nuestro país, y es indispensable para ciertas industrias nacionales. Si se limita su ingreso, se pondría en riesgo toda la cadena productiva. “Nos estaríamos dando un balazo en el pie”, advirtió.