Incidente en bar Rich revela “fallas” en la regulación de antros

DESTACADOS, LOCALES, SAN LUIS

Cuatro de los cinco establecimientos relacionados con los responsables del bar Rich estaban registrados ante el ayuntamiento como negocios de servicio de alimentos, lo que les permitía evadir controles más estrictos establecidos en la Ley de Alcoholes del Estado. La alcaldía les otorgó licencias de venta de bebidas alcohólicas bajo los giros de antojerías, restaurante bar y una como disco.

El pasado viernes, el antro Rich fue escenario de un trágico accidente debido a la aglomeración de personas que buscaban ingresar a un concierto. Ulises Oswaldo González Salazar y Nancy Aurora Navarro Gil han sido vinculados a la operación de este bar. Tras el incidente, el Rich y otros cuatro negocios fueron clausurados.

La licencia de funcionamiento del Rich, tramitada por Navarro Gil ante la alcaldía como restaurante bar, permitía la venta de bebidas alcohólicas. Además, Navarro Gil gestionó la licencia del Azul Fuego, ubicado en Pedro Moreno, clasificado como antojería con venta de bebidas alcohólicas, y recientemente clausurado.

Ulises Oswaldo González Salazar también tenía licencias para antros bajo el giro de antojerías. Entre estos, se encuentran el Central Bar de Carranza 540 y el Secret’s Social Club en Madero 480. El Club Rua, que funciona en el mismo edificio que el Rich, está registrado como discoteca y su representante legal es Hermenegildo Gutiérrez Allende.

La Ley de Bebidas Alcohólicas del Estado clasifica a las antojerías como establecimientos que ofrecen alimentos para consumo inmediato dentro de sus instalaciones o para llevar, y que solo cuentan con áreas de cocina y comedor. Estos establecimientos tienen permitido vender alcohol de las 11 de la noche a la 1 de la mañana del día siguiente.

En el caso del Rich, clasificado como restaurante bar, la venta de alimentos debía ser la actividad principal, con la venta de bebidas alcohólicas de manera accesoria, permitiendo la venta de alcohol de las 11 de la noche a las 2 de la madrugada del día siguiente.

Sin embargo, por su funcionamiento, estos negocios deberían haber sido considerados centros nocturnos, lo que implicaba cumplir con más requisitos como tener un paramédico de planta, contar con alcoholímetros y realizar campañas contra el exceso de alcohol.

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