Infidelidad: ¿Qué se considera engaño en una relación hoy en día?

La infidelidad puede tener muchas causas. Algunas personas lo hacen por impulso, por aburrimiento, por falta de compromiso o incluso por venganza. De acuerdo con la psicóloga Isis Vázquez San Juan, estas razones pueden dividirse en tres grandes grupos: motivos personales (como baja autoestima), problemas en la relación (como discusiones frecuentes o rutina) y causas circunstanciales (como “sólo se dio” o “se me hizo fácil”).

Además de las razones, también hay diferentes formas de infidelidad. Las más evidentes son las físicas: besos, caricias, relaciones sexuales o cualquier contacto que se considera exclusivo de una pareja. Luego están las infidelidades emocionales, que ocurren cuando una persona comparte sus pensamientos, miedos o emociones con alguien más, como lo haría con su pareja. Por último, están las infidelidades digitales, como el sexting, los coqueteos por redes sociales o los emojis sugestivos. No siempre se consideran infidelidades por sí solas, pero pueden ser la puerta de entrada a otras formas de engaño.

Isis Vázquez explica que lo que se considera una infidelidad depende de los acuerdos que tenga cada pareja. Hay relaciones con reglas más claras y otras con acuerdos más implícitos, pero cualquier acto que rompa con lo establecido entre dos personas puede verse como una traición. En muchos casos, no se trata solo de contacto físico, sino de hacia dónde se dirige la energía, el tiempo y los recursos emocionales.

Por ejemplo, alguien podría no ver mal seguir a su ex en redes sociales, salir con otra persona a solas o dar un beso como parte de un juego. Pero si eso rompe la confianza en la pareja o se hace en secreto, puede ser considerado una infidelidad. Según la especialista, hay tres elementos clave que suelen estar presentes cuando alguien es infiel: romper los acuerdos, mantener el acto en secreto y dirigir tiempo o energía a otra persona.

Cuando se descubre una infidelidad, la relación se ve profundamente afectada. Vázquez dice que puede vivirse como un tipo de trauma, ya que la confianza se rompe por completo. A partir de ese momento, la persona engañada duda de todo lo que diga o haga su pareja. Reconstruir esa confianza toma tiempo y requiere de mucha transparencia.

El cerebro, explicó la psicóloga, tiene un sistema de alerta ante las amenazas. Así como una persona salta cuando algo la asusta, también puede estar en alerta cuando siente que algo en su relación va mal. Esto explica por qué después de una traición muchas personas viven con sospechas constantes, incluso si la relación continúa. Las llamadas “micro infidelidades” también forman parte de este proceso.

Un ejemplo reciente que generó conversación sobre el tema fue el caso de Andy Byron y Kristin Cabot. Su infidelidad fue descubierta en un concierto de Coldplay, cuando intentaban ocultar sus rostros en la pantalla gigante del evento. Chris Martin, el vocalista, notó su actitud y bromeó en público, lo que hizo viral el momento. Horas después, miles de personas en redes sociales ya hablaban del caso.

La reacción fue inmediata. En redes se vio que la esposa de Byron eliminó su apellido de casada en Facebook. No se sabe mucho más sobre qué pasó después, si ella pidió el divorcio o cómo afectó esto a su familia, pero el caso dejó en evidencia cómo un engaño puede cambiarlo todo de un momento a otro.

Para muchas personas, la infidelidad no solo implica un acto, sino una sensación profunda de traición. “Estamos diseñados para detectar amenazas”, explicó Vázquez. Por eso, cuando ocurre, el cuerpo entra en un estado de alerta que puede durar mucho tiempo. Reconstruir la relación requiere paciencia, conversaciones honestas y un compromiso real de ambas partes.

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