Aunque muchas personas reaccionan con críticas cuando alguien decide perdonar una infidelidad, la psicóloga de parejas Isis Vázquez asegura que este camino es posible siempre que exista disposición real de ambas partes. Para ella, la clave está en comprender que este tipo de experiencias afectan tanto al cuerpo como a la mente, pues activan un sistema interno de alerta que tarda en apagarse.
La especialista explica que una infidelidad provoca un estado de “hiperalerta” porque el cerebro interpreta la traición como una amenaza. Esto puede manifestarse en sospechas constantes, miedo a que la falta se repita o necesidad de revisar conductas que antes pasaban desapercibidas. Por esta razón, hablar abiertamente y transmitir transparencia se vuelve esencial para la recuperación.
Uno de los puntos que más complican este proceso es el juicio social. Comentarios como “¿cómo puedes perdonar?” o “¿crees que cambiará?” suelen aparecer y causar presión innecesaria sobre la pareja. Vázquez llama a esto “aceptación radical”, ya que la pareja debe entender que estas reacciones externas son inevitables. Frente a ello, recomienda construir una narrativa propia y limitar la opinión de terceros.
Perdonar no consiste solo en decir “ya no te culpo”, sino en iniciar un camino de sanación, donde se elaboren nuevas reglas y acuerdos. Para muchas parejas, esto implica replantear qué acciones sí representan una falta y cuáles no. Por ejemplo, situaciones como mantener amistad con una expareja pueden adquirir un significado distinto después del daño.
La psicóloga compara este proceso con recuperarse de un accidente automovilístico: a pesar de la rehabilitación, pueden quedar miedos o sensaciones de alerta. Lo mismo ocurre en una relación herida. El cuerpo debe aprender otra vez que ciertos estímulos no representan peligro real, lo que solo puede lograrse con paciencia y cambios claros en la dinámica de convivencia.
Eso sí, la especialista es firme en un punto: quien cometió la infidelidad debe asumir sin evasiones su responsabilidad. Minimizar el tema, evitar hablarlo o negar los hechos hace imposible que la confianza se reconstruya. La culpa suele ser la emoción predominante en la persona que traicionó, pero aun así debe estar dispuesta a enfrentarla para avanzar.
Aun cuando las redes sociales insisten en que la única salida es terminar la relación, existen parejas que intentan recuperarse. Sin embargo, deben entender que este camino exige compromiso, escucha, transparencia y la decisión conjunta de iniciar “una hoja de cero”, donde ambos aporten a la reconstrucción de la confianza.