Los logros de muchas egresadas ya están dejando huella en el ámbito laboral. Varias de ellas han sido recomendadas por compañeras y hoy ya tienen empleo en empresas que incluso las han enviado a trabajar al extranjero. Además, su participación en proyectos académicos les ha permitido obtener constancias con valor curricular, lo que representa una ventaja en su camino profesional.
Este tipo de resultados no serían posibles sin el respaldo de las instituciones educativas. La maestra Sanjuana Huerta Robles, docente del Instituto Tecnológico de San Luis Potosí (ITSLP), destaca que el entusiasmo de las estudiantes se ve reforzado por el apoyo de sus directivos. “Se desvelan trabajando, están emocionadas porque ven resultados y saben que no están solas. Este tipo de respaldo antes no existía”, señala.
Huerta Robles también celebra un fenómeno que ella llama “transversalidad de carreras”, donde disciplinas como ingeniería eléctrica, mecatrónica o mecánica se mezclan con áreas administrativas. Esto permite que las alumnas no solo dominen la parte técnica, sino también aprendan a estructurar planes de negocio sólidos, útiles en el entorno industrial en el que se desarrollarán.
El impulso de mujeres en estos campos tiene especial importancia en un estado como San Luis Potosí, donde la industria automotriz tiene una fuerte presencia. La maestra subraya que es esencial alentar a las jóvenes a estudiar carreras como economía, ingeniería o ciencias administrativas para que puedan ocupar puestos de liderazgo.
De hecho, este cambio ya se refleja en eventos académicos y ferias tecnológicas donde las alumnas presentan proyectos interdisciplinarios. En ellos, demuestran habilidades de gestión empresarial, toma de decisiones y visión económica, lo cual fortalece su perfil profesional desde la etapa universitaria.
A nivel nacional, los datos respaldan esta transformación. Un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) revela que en la última década la participación económica de las mujeres ha crecido de forma constante. El análisis, que cubre de 2014 a 2024, señala que si México logra alcanzar una tasa de participación femenina del 67% para 2035 —como ocurre en promedio en los países de la OCDE—, el impacto positivo en la economía nacional sería considerable.
En este contexto, Huerta Robles insiste en que las universidades deben asumir un papel clave para promover la igualdad. “Las mujeres deben tener las mismas oportunidades de desarrollarse profesionalmente. Es momento de que también dirijan industrias y proyectos de gran impacto”, asegura.
Este panorama representa un modelo que puede y debe replicarse en otras partes del país. Mujeres preparadas, motivadas y apoyadas por sus instituciones están listas para transformar el rostro de la industria en México.