Jornaleros: trabajando de sol a solo por 120 pesos

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A más de 150 kilómetros de la capital potosina, en el municipio de Villa de Guadalupe, se encuentra el Rancho “El Ebanero”, al que diariamente don Felipe de Jesús Contreras llega junto con su esposa e hija para iniciar su jornada laboral.

En los ranchos agrícolas, se trabaja 8 horas, de lunes a sábado, pizcando jitomate, chile y cebolla, principalmente. Ciento veinte pesos, es la compensación para los jornaleros, que desempeñan su labor bajo los fuertes rayos del sol de esta “maldita primavera”, como dice Yuri.

Don Felipe dice que tiene cuatro años laborando en este rancho que emplea a 80 personas de diversas comunidades del municipio, y realiza la pizca de tomate. Diariamente llena 25 cajas de este vegetal, dice, mientras corta algunas ramas del tomate para que no crezcan; menciona, con cierta melancolía que por semana le quedan 200 o 300 pesos libres de los 720 pesos que le pagan, porque el intermediario o mejor dicho “enganchador”, aprovecha cada sábado para venderles parte de los productos indispensables de una despensa, pero hay otros de sus compañeros que se quedan sin nada de sueldo, por eso dice que él tuvo que llevarse a su hija de 18 años para que les ayude con los gastos.

El sol comienza a sentirse en las desérticas tierras del Altiplano Potosino, donde el patrón de nombre Jaime Zárate, recibe a los jornaleros todos los días, que como una tradición religiosa tienen que acudir primero a la capilla en donde hay dos imágenes de la virgen de Guadalupe y pues a su juicio “católicos o no católicos, primero hay que encomendarse a Dios y estar en paz por unos segundos”.

Zárate asegura que luego de lo acontecido en Baja California, ahora están en el “ojo del huracán” y en el operativo de inspección que realizó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social Federal, se le hicieron varias observaciones que deberá cumplir en un plazo de 30 a 60 días o de lo contrario, será sancionado de acuerdo a la Ley. Ante esta situación, afirma que de no cumplir pedirá una prórroga y si aún así no la subsana, prefiere cerrar su rancho, por los millones de pesos que tiene que invertir.

Entre las observaciones que se les han hecho son: contar con señalética de áreas de riesgo, prohibiciones, garrafones de agua, equipo de apoyo para que los jornaleros cumplan con su función, comedor para que puedan tomar sus alimentos, sanitarios.

Si los jornaleros llevan consigo a sus hijos menores de edad, debe tener un lugar donde sean atendidos mientras sus padres laboran y, sobre todo, tenerlos aislados de los campos y los invernaderos. A ello se suma transporte seguro para sus trabajadores, y cuando menos pagarles dos salarios mínimos diariamente.

Don Jaime Zárate originario de Ébano, señala que ha tenido pérdidas, porque hay cosechas que se pasan del tiempo o por que debido a las constantes lluvias ya no pudieron salvarse las cebollas; por cada hectárea, lamenta, se pierden de 100 mil a 150 mil pesos.

Sin embargo, hace sus esfuerzos para seguir exportando sus hortalizas a Mc Allen, Texas, en promedio exporta el 50 por ciento de la cosecha y el otro 50 por ciento son comercializadas en territorio mexicano.

Como apenas está por iniciar la temporada importante de la cosecha, dice que no contratará a más personal, y afirma que nunca ha permitido contratar a indocumentados, pero eso sí, han sido víctimas de la inseguridad: fueron víctimas de un asalto a mano armada: se llevaron la “raya” -es decir, el sueldo- de los trabajadores.

En el rancho “La Paz”, cerca de la carretera federal 57 y ubicado a 400 kilómetros de Monterrey y 400 kilómetros de la Ciudad de México, Rogelio Casillas Arechiga atiende el negocio familiar: pioneros en esta actividad económica cultiva 18 hectáreas en las que se siembran jitomate, chiles y berenjenas; y de acuerdo a la temporada también cosechan otro tipo de hortalizas.

Lo que diariamente se cosecha, se pasa a la Unidad de Empaque para conformar las cajas de exportación que serán enviadas al Valle de Texas en Estados Unidos. Se trata del tomate que se cosecha en campo protegido, porque el de campo abierto se comercializa en la capital potosina, principalmente en el Centro de Abastos.

El precio promedio por cada caja es de 8 dólares en Estados Unidos; para lograr este precio tienen que cumplir con una serie de requisitos. Con la temporada de lluvias, dice,  será un año complicado, porque les generará varios problemas: a causa del exceso de agua se pueden podrir varias de las hortalizas.

Por su parte, el delegado federal de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Edgar Durón Puente comentó que el operativo de inspección inició desde hace más de un mes, y se tiene una buena respuesta de los dueños de los ranchos a las recomendaciones que se les hicieron, porque ya se declaran listos para la llegada de jornaleros migrantes que provienen de Guerrero y Oaxaca, principalmente.

“Creo que hay una buena disposición de los patrones jornaleros a través de las inspecciones, de 19 ranchos fiscalizados con más de 90 observaciones, y nos declaramos listos para recibir a los migrantes, en coordinación interinstitucional conformada por la Procuraduría de Justicia del Estado, DIF Estatal, Policía Federal, entre otras más dependencias estatales y federales”.

De los jornaleros, aproximadamente el 20 por ciento son mujeres que tienen que cumplir con esta función y apoyar a sus maridos o a sus padres en esta labor, para poder sobrevivir, aunque lamentablemente las condiciones económicas son menores a las que perciben los migrantes que realizan la misma actividad, pero en Estados Unidos.

Fuente: Plano Informativo

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