
La música mexicana no sería la misma sin José Alfredo Jiménez, conocido como «El embajador de la música ranchera mexicana», «El as de la música ranchera», «El hijo del pueblo», «El rey», «El Dios de la canción ranchera», «El patrono de las cantinas» y otros apodos más. El cantante originario de Dolores Hidalgo, Guanajuto, es el creador de una gran cantidad de temas en el Regional Mexicano, principalmente rancheras, sones y corridos a ritmo de mariachi y banda.
En alguno momento hemos cantado o escuchado canciones de José Alfredo Jiménez como «El rey», «En el último trago», «Paloma querida», «Amanecí en tus brazos», «Si nos dejan», «Un mundo raro» y muchas más. El legendario cantante de la música mexicana murió en la Ciudad de México a los 47 años de edad, un 23 de noviembre de 1973, a consecuencia de la cirrosis hepática que padeció por varios años.
¿Qué es la cirrosis hepática, causa de la muerte de José Alfredo Jiménez?
Es consecuencia de una lesión a largo plazo del hígado que puede ser de muchos tipos. Si bien el uso excesivo de alcohol y la infección crónica por virus de hepatitis (tales como la hepatitis B y la hepatitis C) son las causas más comunes, puede estar causada por muchos trastornos, lo que incluye la enfermedad por hígado graso, trastornos hereditarios, lesión inducida por drogas, trastornos del conducto biliar y enfermedades autoinmunes.
El daño hepático causado por la cirrosis es irreversible, pero es posible evitar que se siga dañando. En un principio, los pacientes pueden experimentar fatiga, debilidad y pérdida de peso; durante las etapas posteriores pueden desarrollar ictericia (color amarillento de la piel), hemorragia gastrointestinal, hinchazón abdominal y confusión. En los casos avanzados, puede ser necesario hacer un trasplante de hígado.https://www.youtube.com/embed/f_iZMY14v7c
En su momento quien fuera la última esposa de José Alfredo Jiménez, manifestó que la agonía del cantante fue terrible. La cantante Chavela Vargas fue una de sus amigas más cercanas. Tiempo después de la muerte de «El rey», la intérprete mexicana contó que cuando los médicos le informaron al cantautor que le quedaban dos meses de vida, la llamó por teléfono para «correrse la última juerga».
A esta última juerga de José Alfredo Jiménez se unió el también compositor Tomás Méndez, autor de la icónica canción «Cucurrucucú paloma».https://www.youtube.com/embed/XkJ5zZ7518g
Chavela Vargas, José Alfredo Jiménez y Tomás Méndez, estuvieron durante tres días y tres noches cantando, bebiendo y desmesurándose en el Tenampa, el mítico bar de la plaza de Garibaldi en la Ciudad de México. Cuentan que cuando «El as de la música ranchera» murió, Chavela llegó a su funeral. se desplomó cantando y llorando, muy ebria. Algunas personas intentaron apartarla, sin embargo, Alicia Juárez (viuda del cantante) las detuvo: «déjenla, que está sufriendo tanto como yo», expresó.
José Alfredo Jiménez fue sepultado en el cementerio de Dolores Hidalgo, estado de Guanajuato, tal y como anticipó en su canción «Camino de Guanajuato». En dicha canción «El rey» decía: «no vale nada la vida, la vida no vale nada comienza siempre llorando y así llorando se acaba, por eso es que en este mundo la vida no vale nada…camino de Santa Rosa la sierra de Guanajuato, ahí nomás tras Lomita se ve Dolores Hidalgo, yo ahí me quedo paisano, allí es mi pueblo adorado».
Sobre su tumba fue construido un hermoso mausoleo; la obra llamada «Sarape y sombrero», fue elaborada por el arquitecto mexicano Javier Senosiain, esposo de Paloma Jiménez Gálvez, hija del cantante. En el colorido sarape que simula la sierra de Santa Rosa se encuentran los nombres de 57 canciones de un lado y del otro 62, lo que da un total de 119 temas como «La mano de Dios», «La que se fue», «Caballo Blanco» y «El rey», escritos sobre los típicos azulejos elaborados en Dolores.
En el enorme sombrero café abrazado por el sarape, está una cruz con 113 círculos que simbolizan el número de la clínica donde él estuvo internado antes de morir en la Ciudad de México. Debajo de éste se ve una garganta abierta que contiene un circulo azul con su nombre en manuscrita, las fechas de su nacimiento y muerte. Justo encima de donde se encuentran los restos José Alfredo Jiménez y su mamá, se encuentra el epitafio «La vida no vale nada», frase tomada de la canción «Camino de Guanajuato», considerado el himno de los guanajuatenses.
El Debate
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