Casi un año ha pasado desde que la Dirección de Comercio del Ayuntamiento de San Luis Potosí prohibió la venta de alimentos en la Presa San José, tras un dictamen técnico de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) que alertaba sobre el riesgo de desprendimiento de rocas en la zona. La medida afectó a 30 comerciantes, en su mayoría vendedores de las tradicionales gorditas, quienes fueron suspendidos sin recibir hasta ahora una respuesta o solución por parte de las autoridades.
Hoy, el lugar luce completamente abandonado. Lo que antes era un espacio de convivencia familiar y paseo dominical para las y los potosinos, se ha convertido en un sitio sin vigilancia, sin control y sin presencia policial. Aunque las ventas están prohibidas, el acceso a la presa no lo está, pues no existe señalética visible ni seguridad que limite la entrada.
En un recorrido reciente, se constató la presencia de grupos de jóvenes (algunos incluso con uniforme escolar) que aparentemente se encontraban en horario de clases, bebiendo cerveza y pasando el rato sin que ninguna autoridad interviniera.
La situación genera preocupación, no solo por la seguridad de quienes acuden al lugar sin supervisión, sino también por la omisión de las autoridades que, hasta la fecha, no han ofrecido avances sobre medidas preventivas para evitar derrumbes, especialmente con la llegada próxima de la temporada de lluvias.