¿Qué va a pasar en Venezuela?
La juramentación del opositor Juan Guaidó como “presidente encargado” ha desatado una crisis política en el país en la que participan también las grandes potencias del mundo.
La presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro aumenta. Estados Unidos dio el paso de sancionar al vital sector petrolero del país y para este miércoles Guaidó llamó a nuevas protestas en las calles.
Las semanas próximas serán cruciales y en BBC Mundo analizamos cuatro posibles escenarios en los que podría desembocar este proceso.
1.- ¿Todo sigue igual?
Que a estas alturas nada cambie parece improbable.
Sobre todo porque las sanciones impuestas por Estados Unidos a la petrolera estatal PDVSA, casi la única fuente de ingresos del país, van a cambiar las reglas de juego.
“Van a transformar el panorama en Venezuela y aumentarán la desesperanza en la que se encuentra sumido el país”, opina en diálogo con BBC Mundo Steve Hanke, profesor de economía aplicada en la Universidad estadounidense Johns Hopkins.
Y lo harán porque PSDVA “tendrá que buscar otros compradores para su petróleo” que suplan el hueco que deja Estados Unidos, país que recibe en torno al 40% de la producción petrolera de Venezuela.
En este sentido Alejandro Arreaza y Manuel Cohen, analistas de Barclays, coinciden con Hanke.
“El fuerte vínculo de Venezuela con el mercado estadounidense hace al país particularmente vulnerable a cualquier acción emprendida” por la administración del presidente Donad Trump, explican.
Para Hanke, está claro que estos nuevos compradores pagarán menos y estarán más lejos, por lo que los costes de envío aumentarán.
“Venezuela va a recibir menos dinero por cada barril de petróleo que venda”, recalca.
Y a largo plazo, menos dinero significa menos margen para importar productos, alimentos y medicinas para la población venezolana.
Hasta la fecha, los países habían dejado de lado las sanciones tan duras como estas para no agravar las penurias que sufre la población venezolana.
Pero también porque en el pasado, explica el economista Luis Vicente León, las experiencias de Cuba, Irán, Siria o Corea del Norte revelan que las sanciones no siempre provocan la salida del gobierno en poder.
De hecho, el gobierno de Maduro ha demostrado resistir presiones previas a pesar de las sanciones y de la grave crisis económica. Con el apoyo de aliados como Rusia, China y Turquía, podría soportar los movimientos de la oposición y de Estados Unidos.
2.- ¿Nuevas elecciones convocadas por Maduro?
La convocatoria de unas nuevas elecciones libres, tal y como reclaman los principales países de la Unión Europea antes de reconocer a Guaidó como presidente, supondría por parte de Maduro el reconocimiento tácito de que los comicios de mayo de 2018 fueron fraudulentos.
Además, pondría en duda la legalidad del segundo mandato de Maduro, que comenzó este 10 enero.
En los últimos comicios, la oposición tradicional venezolana no concurrió a las urnas, argumentando condiciones injustas por la inhabilitación de sus principales líderes y partidos.
“Para Maduro, aceptar elecciones supone dejar el poder. Si las convocara, difícilmente podría ser candidato, pues sería el reconocimiento de que hubo fraude en las elecciones de 2018″, afirma a BBC Mundo Emili J. Blasco, director del centro de investigación Global Affairs de la Universidad de Navarra, en España.
Además, un proceso electoral monitoreado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como proponía estos días el expresidente uruguayo José Mujica, sería un proceso largo y costoso.
“Habría que volver a elaborar el registro de votantes, cambiar el órgano de control electoral y preparar una votación que, en bien de la transparencia, debiera ser manual, con apertura y conteo de todos los votos”, añade Blasco.
3.- ¿Mesa de diálogo?
La autoproclamación de Guaidó el 23 de enero atrajo el respaldo de gran parte de la comunidad internacional, incluidos 11 países vecinos del llamado Grupo de Lima, a excepción de México.
La aplicación de la doctrina Estrada, recuperada por el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, supone la aplicación de un principio diplomático de no intervención ni de pronunciamiento sobre la legitimidad de los gobiernos de otros países.
Este tipo de diplomacia supone en la práctica que México se haya ofrecido, junto como Uruguay, como eventual mediador en el conflicto.
“Si se ponen de acuerdo y realmente apuestan al diálogo, a buscar una solución pacífica (…), sí serviríamos como intermediarios”, dijo el presidente mexicano en una de sus habituales conferencias matutinas con la prensa la pasada semana.
A este ofrecimiento se sumó Rusia, principal valedor del gobierno de Maduro, que se propuso como mediadora entre el gobierno venezolano y la oposición.
Sin embargo, un diálogo de estas características podría resultar en un proceso largo y dilatado en el tiempo.
Maduro ha tendido la mano y ha ofrecido diálogo.
Pero difícilmente la oposición, que siente ahora que ha retomado la iniciativa, acuerde sentarse en una mesa de diálogo que fracasó en ocasiones anteriores.
Y también es casi imposible que confíen la mediación en López Obrador.
En una reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo que el tiempo de “estar debatiendo ya se ha acabado”.
4.-¿Intervención militar?
“Todas las opción están sobre la mesa”.
Así de contundente se mostró el presidente de Estados Unidos, Donald Tump, preguntado por un posible despliegue de tropas en caso de que Maduro no entregue el poder a Guaidó.
Por si esto fuera poco, el lunes varios fotógrafos captaron una reveladora imagen: la libreta de John Bolton, el asesor de seguridad de la Casa Blanca.
Manuscrito con tinta negra sobre el fondo amarillo estaba escrito “5.000 militares a Colombia”.
Las cámaras captaron esto justo después de que atendiera a una reunión con otros funcionarios estadounidenses para anunciar el paquete de sanciones contra la petrolera estatal PDVSA.
Durante la rueda de prensa posterior, Bolton, que volvió a decir que todas las opciones están en la mesa, no mencionó nada sobre enviar militares al país sudamericano, pero ese mensaje en el cuaderno disparó las especulaciones.
Colombia es uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región y ambos se encuentran entre la lista de naciones que reconocen al opositor Guaidó como presidente.
El canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, dijo en twitter que desconoce “el alcance y la razón de dicha anotación”,
Cualquier desembarco de tropas sobre el terreno en Colombia, que comparte con Venezuela una frontera de 2.000 kilómetros, tendría que tener luz verde del presidente colombiano, Iván Duque, firme enemigo de Maduro.
La otra posibilidad es que Bolton estuviera delineando con su equipo un plan militar preventivo para defender a los diplomáticos estadounidenses en Venezuela.
Después de que el domingo expirara el plazo dado por Maduro para que Estados Unidos evacuara a sus diplomáticos del país tras la rotura de relaciones entre ambos países, Pompeo, secretario de Estado, respondió que desconocía la autoridad del líder venezolano para expulsarlos.
El analista Luis Vicente León cree que aunque Trump está muy comprometido con el cambio de gobierno en Venezuela, es probable que el presidente de Estados Unidos esté convencido de que será suficiente con llegar al colapso.
“La crisis económica será monumental, pero todo vuelve a poner al sector militar en el tapete. Ellos serán, al final, los que decanten la balanza”, concluye.