Puede que algunos de nuestros diputados locales hayan tenido las mejores intenciones cuando se presentaron candidatos y ganaron su curul, pero nada domestica tan rápido y profundo como la poltrona legislativa.
Algo tienen esas malditas curules que apenas sí se sientan en ellas y a los apoltronados se les instala en la mollera que el cargo es un upgrade merecido, incuestionable y sin taxativas.
El cambio en los diputados incluye entre sus síntomas más palmarios la capacidad de desfigurar, contaminar y devaluar cuanta causa con algún ángulo de nobleza, bondad o justicia abracen o toquen siquiera. Así, un concurso de expresión escrita de amor filial, “Carta a mis Padres”, se convirtió en una vulgar comedia que subraya el carácter extractivo, voraz y detestable de nuestros “representantes populares”.
A los ganadores del premio se les costeó un viaje a Japón, pues una organización civil nipona, Reiyukai, la promotora de este evento. Pues con la banderita de la promoción de los valores familiares, cinco diputados, funcionarios del Congreso y los hijos del legislador Eugenio Govea se fueron a pasear a Japón, no fuera a ser que se perdieran allá los tres jóvenes ganadores.
Govea salió públicamente a reconocer el viaje de sus hijos y a pagarlo; con todo y la enmienda, se lleva el costo que sin duda genera esa suerte de acto de honradez en retrospectiva. De los otros viajeros ni asomo de vergüenza; su actitud es “que nos quiten lo bailado”. Es más, hasta se dicen víctimas de un complot rastrero para acabar con sus valiosas y prometedoras carreras políticas.
El presidente de la Mesa Directiva del Congreso, el “verde” Jorge Aurelio Álvarez Cruz, anunció que a principios de abril que “todos los diputados que realizarán este viaje se harán cargo de sus propios gastos”. Lo que no dijo es que en efecto pagaron, pero antes se garantizaron el recurso con una dádiva o apoyo extra generalizado “a la fracción” que les consintió la Jucopo parejo a todos mediante transferencias previas. Los demás que no fueron, pues el cobro a la bolsa y ya, porque no se paga por fracción.
Como la tentación de viajar al extranjero todo pagado es irresistible, lo mismo se inscribieron al periplo el panista Juan Pablo Escobar que el perredista Francisco Martínez Ibarra, el petista Juan José Jover, la priista Delia Coronado y el promotor verde, Jorge Aurelio. Perfecto: una estrategia para evitarse señalamientos de corrupción en este país ha sido “embarrar parejo”. Los políticos mexicanos son aves que cruzan el pantano, se baten a gusto en el lodazal… y procuran salpicar a todos para no dejar quién señale una mancha.
De ribete, a Japón se fueron el vocero, Benjamín Ustoa; una joven “vicevocera” o algo así; la secretaria de Álvarez Cruz y el asistente, asesor o camarlengo de éste. Todos “Perdidos en Tokio” gracias a los sufridos ciudadanos.
“LA JEFA”
Las “quemaduras” de la opinión pública por el viaje se las han llevado quienes fueron, pero el resto de la Legislatura que se ha quedado muy calladita con el tema no está para darse por inocente, empezando por la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Rosa María Huerta.
No le queda decir a la señora que autorizó la salida de ese dinero con engaños, o que no sabía. No se explica, en el mundo de las personas dignas, la pasividad bovina de RosaMá, ni de la fracción panista que intenta levantar un poco la cabeza, ante todo este sainete. Su obligación de vigilantes del interés público debe empezar por la propia casa legislativa.
Ah, pero se llenan la boca criminalizando a los alcaldes. Según nuestros diputados, los lamparones de la corrupción están en otros, máxime si el alcalde es uno de oposición, si no es de la misma facción partidista o si no aceptó colocarnos a un pariente, compadre o recomendado en su administración.
Que los diputados se vigilen entre ellos en el legítimo interés de sus votantes, a olvidarse. Y cada fracción protege a su gobernador, a sus alcaldes, a sus afines. Si se ha de denunciar corrupción, los señores diputados y diputadas procuran no jalar mucho de la cobija porque eso puede afectar a todos.
Con fines de puro teatro, agendan inútiles comparecencias de funcionarios, ya ni siquiera del gobernador porque a ese señor no se le cuestiona ni con el pétalo de una sesión arreglada de preguntas y evasivas ante el Congreso. Además, razones hay para que Toranzo no oculte su menosprecio por los diputados: moralmente microbianos, tan inanes y prescindibles, que da fiaca irles a ver la cara.
Las comparecencias son meras pasarelas para la vanidad, del funcionario o de los diputados. Preguntas de diez minutos a comparecientes que contestan con un monólogo más prolijo aún. Un bla-bla-bla que sólo sirve para dejar en porretas su carencia de ideas y la dificultad para expresarlas.
FINÍSIMO DISCURSO
Muy oronda, doña RosaMá anunció con efectismo que presidiría una “legislatura barata”. Se nota en sus tabulados de salidas de cheques. La nómina quincenal de los 27 diputados es de 676 mil 466 pesos con 10 centavos, mas un millón 858 mil 426 pesos con 25 céntimo para el pago del personal parlamentario.
Sus registros de marzo adicionan a los generosos sueldos de los legisladores, transferencias de 89 mil 210 pesos a cada fracción como “apoyo” por acuerdo de la Junta de Coordinación Política, un caramelito “abaratador” cortesía de Rosa Huerta. Por concepto de comisiones, 15 mil 750 pesos al diputado que preside una, o sea todos. Y a cada diputado, 16 mil 837 pesos mensuales como “apoyo del Comité de Gestoría y Quejas”.
En ese mismo mes, un adicional de “apoyo legislativo a la fracción” que se entrega a cada diputado, 38 mil 346 pesos, la bancada panista es al parecer la única que lo recibe como fracción y no como dádiva personal: un solo cheque por 230 mil pesos para todos. De vales de gasolina para diputados y funcionarios al mes, 219 mil 650 pesos. Otros 40 mil 264 pesos para “apoyo legislativo y gestoría del mes” por cada diputado. Con unos de estos “apoyos”, unos 40 mil pesos, pagaron el viaje.
Pero además, confirmado por el secretario de Finanzas del Estado, el Congreso adicionó en el Presupuesto 2013 la asignación de 350 mil 715 pesos a la fundación Reiyukai de México, con oficinas potosinas en la sede del Verde Ecologista.
Lejos de posicionarse con hechos por la austeridad, los diputados de la “legislatura barata” subrayan su naturaleza abusiva. Son una gentuza de aprovechados.
Lo único que saben hacer es reclamar su parte del saqueo sistemático a las arcas, hacerse costear la vida a cuenta del erario y votar en bloque cuanto sus jefes de partido o bancada les ordenan, empezando por la aplanadora PRI-PVEM-Panal del gobernador. Y cuando integrantes priistas del Caterpillar oficial dieron alguna señal de disenso en la aprobación del alza al transporte urbano –contado por algunos de ellos a manera de justificación-, se les llamó a junta para recordarles con fina oratoria versallesca a quién sirven: “Que les quede claro: las mamadas se dan en Casa de Gobierno… y son a una cuarta para abajo del ombligo”. A los más “barberos” les hizo gracia; a quienes no les gustó, se aguantaron. Sorprendente el nivel de debate y de dignidad parlamentarios, sin duda.
A falta de preparación intelectual, a doña RosaMá le sobra desparpajo y un olfato potente para captar las debilidades de los otros y sacarles provecho. Sabe pactar con las flaquezas ajenas y la legislatura que encabeza está llena de vicios y defectos por capitalizar. Ahí está el acta de la Jucopo del 24 de diciembre de 2012, con la aprobación para contratar a más de sesenta personas, algunos ex candidatos perdedores. En esa contratación “de redilas” no se especifican puestos ni sueldos, se les mete a nómina y ya, puro enchufado por “acuerdo político” con todas las fracciones.
Con diputados tan deseosos de su propio provecho y pávidos ante sus jefes políticos, imposible que alguien espere de ellos la representación del interés de la comunidad.
Que los legisladores se den de santos porque los electores se enojan, pero son muy pasivos y no ha llegado el día en que un indignado vaya a sacarlos en rastras de sus curules. Por acción u omisión, ninguno se salva.