¿Quiénes somos las mujeres? ¿Qué queremos? Una ruta minuciosa por el universo femenino, mediante cuatro personajes prototípicos y no por ello menos reveladores, plantea la joven periodista y escritora mexicana Alma Delia Murillo en Las noches habitadas (Planeta).
Se trata de un debut novelístico donde la también columnista deSinEmbargo pone al insomnio como moneda de cambio y péndulo de tortura en la vida de cuatro mujeres obligadas a enfrentar sus propios monstruos en esa duermevela donde todo el mundo parece haberse detenido, menos aquellos pensamientos recurrentes y destructivos donde toda armonía resulta utópica.
“Esta novela nació de las ganas de contar con honestidad, erotismo y sentido del humor lo que hay detrás de los clichés de mujer exitosa y todopoderosa que hoy están tan difundidos y que son una mentira absoluta”, afirma Alma, quien en 2011 debutó literariamente con el libro de relatos Damas de caza (Plaza & Janés).
Carlota la adolescente brillante, con sobrepeso y virgen; Magdalena, la ejecutiva soltera y sexualmente desbordada; Claudia, la esposa obsesionada con los celos y Dalia, quien lleva una relación de pareja transgresora, son las criaturas con las que Murillo retrata “personajes humanos y complejos, con conflictos actuales para que el lector se relacione con las historias de una manera más orgánica”.
La biografía de Alma Delia Murillo cuenta que se fue de casa a los 19 años, con nueve cajas de libros, un trabajo de telefonista de medio tiempo y su correspondiente medio salario con el que lograba sobrevivir.
Hoy, algunos años más tarde, no solo puede estar orgullosa de sus estudios de Dramaturgia y Actuación, sino que es además reconocida por su columna sabatina Posmodernos y jodidos en el diario digitalSinEmbargoMx y por sus colaboraciones en la SoHo México.
–Las mujeres hablamos mucho de las mujeres y eso lo marcas muy bien en tu libro, ¿cómo te diste cuenta de ello?
–Después de estar muchos años con el escáner encendido yo misma y de trabajar por más de 20 años en empresas corporativas en la industria de la moda. Allí por ejemplo nació mi personaje Magdalena. Sí hay algo muy animal entre nosotras, nos estamos oteando todo el tiempo.
–Los hombres parecen ser más simples en lo que atañe al amor…
–Por eso creé Dalia, no sólo para hablar del incesto, sino también para que el amor abandonara ese cliché de bien portado y se expresara mediante el animal que es, eso que te muerde y te lastima…
–Dalia sea tal vez la más verdadera de todos los personajes, esa que sufre por amor y deja de tener interés por todo…
–Es el personaje con el que más me conecté mientras escribía la novela. No está metida en ningún proceso de militancia, sino en un gran viaje de duelo y demonio familiares. El duelo y la separación, es verdad, nos han atravesado a todos en algún momento.
–Lo que el libro marca también es lo mucho que nos gustan los hombres a las mujeres heterosexuales…
–En este camino de convertir en causas sociales nuestras neurosis, es políticamente correcto decir que te gustan los hombres si eres gay o decir que te gustan las mujeres si eres lesbiana. La gente te aplaudirá por eso de la inclusión y tal. Pero si eres mujer heterosexual y dices que te vuelven loca los hombres, resulta mucho más ofensivo que si dices que los hombres son unos cabrones. Hace mucha falta hablar desde este otro lado y aceptar que, efectivamente, nos gustan los hombres.
–¿Cuestionas la pregunta de género, la pones al borde del abismo?
–Sí, porque llegamos al punto de la tiranía, donde todo lo que hacemos las mujeres, como si tuviéramos que pagar la factura por la liberación femenina, tenga que estar metido en la cuestión del género. Si eres mujer estás obligada a ser la buena de la historia, la chingona, la maravillosa, cuando en realidad lo que hace falta es volver a hablar de la condición humana más allá del género.
–Dice Rafael Reig, un escritor español, que a las mujeres no se les está otorgando el derecho a ser malas personas
–Claro. Edad Media: si nacías mujer eras hija del Diablo. 2015: Si naces mujer, eres buena e inmaculada. Por eso intenté escribir una novela sobre el alma humana, donde los hombres que aparecen en el libro no son los cabrones de la historia, sino que están al parejo, viviendo al lado y con las mujeres que protagonizan Las noches habitadas.
–¿No tiene el feminismo una respuesta para ti?
–No, porque creo que llegó el momento de plantearse otras preguntas. Estoy muy agradecida con los movimientos de liberación femenina; gracias a eso puedo estar aquí, hablando de mi libro.
–¿Cómo ha sido tu camino solitario en un mundo donde reinan los hombres?
–Ha sido difícil. Soy la menor de ocho hermanos y desde temprano en el mundo del trabajo supe que siempre el jefe va a estar mirándote las tetas o te va a querer pagar menos sólo por el hecho de ser mujer. No me rendí ante ello y decidí escribir, para volver a darme cuenta de que el mundo de la literatura también es muy masculino.
–¿Cuándo te diste cuenta de que Las noches habitadas podía ser una novela?
–En realidad iba a hacer un libro de cuentos de crímenes que sucedían dentro de una oficina. Pero la editorial me pidió una novela y entonces tracé mi mapa, elegí mis personajes y luego ellos, los personajes, se encargaron de hacer lo que les dio su gana.
–Algo me dice que quieres más a Carlota, la adolescente con sobrepeso, que a las demás mujeres de la historia.
–Pues sí. Me divertí mucho con ella. Al final se convirtió en mi personaje pivote. Es ella la que conoce a las demás y es ella la que dice, como el bufón de la Corte, todo lo que el pueblo quiere decir y no puede.
–Tal vez Magdalena, como paradigma de la mujer exitosa, sea la menos querida.
–Sí, porque quizás con ella me despedí de mi propia Magdalena. Es un personaje escrito con toda la intención para marcar lo ridículo que es esta historia del éxito a toda costa. ¿Quién puede ser siempre exitoso? Quien lo intenta termina vacío, agotado…
–Al mismo tiempo, los casos de éxito en México resultan muy gratos…es un país poco dado a darle crédito a sus propios valores y por el contrario tiende a consumir cualquier cosa si viene de afuera…
–Es nuestra mentalidad medio esquizoide, creo. Tendemos rechazar a todo lo que provenga de aquí y al mismo tiempo celebramos mucho cuando un mexicano triunfa en el extranjero. Pero eso no significa que no ame a mi país o que no esté agradecida por todo lo que me pasa, esto de escribir una novela, verla publicada…como integrante de las nuevas generaciones mexicanas, no siento presión, sino responsabilidad. Le llevé a mi maestro Oscar de la Borbolla un ejemplar de Las noches habitadas y lo primero que me dijo fue: No te canses. A tu lado habrá muchos que como tú querrán escribir en este país…Creo que tenemos que aceptar el desafío de mirar y mirarnos con la cabeza en alto. Siempre digo que somos un país de tuiteros furibundos y ciudadanos sometidos. Estamos siempre listos para mandar un tuit que marque el error del otro, pero somos incapaces de reclamar en el banco o en el WalMart porque no hay una caja abierta.
–No hay heroísmo en tus personajes, ¿deliberadamente?
–Sí, para salir un poco de eso tan totémico que es el yo en nuestros días. Donde las personas dicen que nada es más importante que el yo, al hablar de sí mismas. Lo que quería es viajar hacia dentro, hablar desde el interior y si es posible provocar alguna emoción intensa en el lector.
Fuente: Sin Embargo.