A pesar de llevar menos de dos meses en el poder, la mandataria de 61 años parece estar dejando en claro, no sólo al mundo sino a su contraparte norcoreano, Kim Jong-un, que no la amedrentan las amenazas.
Cuando Park fue juramentada el 25 de febrero se convirtió en la primera mujer que asumía la jefatura de un país con uno de los niveles más grandes de desigualdad de género en el mundo.
Park asumió el cargo pocos días después de la tercera prueba nuclear de Pyongyang, que condujo posteriormente a nuevas sanciones de Washington y Naciones Unidas.
Entonces se comprometió tanto a priorizar la seguridad nacional como a revitalizar la economía.
Y aunque ofreció a Corea del Norte “comenzar a edificar un proceso gradual de confianza”, declaró también: “No toleraré ninguna acción que amenace la vida de nuestro pueblo o la seguridad de nuestra nación”.
Ahora, con la creciente retórica y amenazas de guerra de su vecino del Norte, Park está mostrando que, aunque no intenta continuar con la línea dura que siguió en las relaciones intercoreanas su antecesor, Lee Myung-bak, tampoco está dejándose atemorizar.
De hecho, tal como afirma la corresponsal de la BBC en Washington, Kim Ghattas, todo parece indicar que en la península coreana hay dos nuevos líderes (Kim Jong-un lleva un año en su cargo) tratando de consolidar sus posiciones de poder tanto internamente como en el nivel global.
“Y no cabe duda de que Kim Jong-un está también poniendo a prueba a la primera mujer líder de Corea del Sur”, añade Ghattas.
“Veterana” política
Park Geun-hye no es una recién llegada a la casa presidencial en Seúl. Tampoco es la “nueva enemiga” de Kim Jong-un.
Es hija del ex presidente Park Chung-hee, quien gobernó Corea del Sur durante casi dos décadas.
“Funcionarios estadounidenses elogiaron la forma como la presidenta Park Guen-hye ha manejado la crisis hasta ahora, indicando que no imaginaban ninguna otra forma de haberlo hecho mejor”
Kim Ghattas, corresponsal de la BBC en Washington
Cuando Park tenía 22 años, en 1974, se vio en el centro de la atención pública cuando a su madre la mató a tiros un individuo que -se dijo- había sido contratado por Corea del Norte y cuyas balas estaban dirigidas al entonces presidente.
Durante cinco años, Park se hizo cargo del rol de primera dama y recibió a las esposas de mandatarios y jefes de Estado extranjeros en la Casa Azul, la residencia presidencial surcoreana.
Su padre se había apoderado del cargo tras un golpe militar en 1961 y gobernó hasta que fue asesinado por su jefe de inteligencia en 1979.
Algunos dicen que la asociación con su padre -y sus primeras experiencias como primera dama- la ayudaron a superar algunos de los prejuicios profundamente arraigados entre los electores masculinos surcoreanos.
Y su determinación, producto de las adversidades que ha enfrentado en su vida, ha logrado también que el hecho de ser mujer casi no fuera discutido durante su carrera electoral y llegada al poder.
Park también fue víctima de un ataque con una navaja en el rostro, que le dejó una cicatriz en la quijada, durante una campaña en 2006.
Dudas
Aunque los críticos de su país expresaron dudas sobre si una mujer presidente sería capaz de enfrentar una situación de crisis como la que se vive ahora con Pyongyang, las respuestas de Park a las amenazas de Kim Jong-un parecen haber disipado los temores.
Tras la burla que le hizo el líder norcoreano -a propósito de ser la primera mujer presidenta de su país- cuando dijo que el “venenoso chasquido de su falda” era la causa de todas las tensiones en la península, ella guardó silencio.
En lugar de responder, nombró a ex generales en los principales cargos de seguridad en su gabinete.
También ordenó el despliegue de dos sistemas de defensa antimisiles y cruceros con sistemas Aegis, capaces de rastrear y guiar misiles para destruir blancos enemigos.
Y cuando Pyongyang reiteró que estaba listo para disparar sus misiles y advirtió a los extranjeros que salieran de Corea del Sur, Park se encargó de recordarle a la población que “la vida seguía su curso normal” y se reunió con empresarios extranjeros para asegurarles que el país, y sus inversiones, estaban seguros.
Los mercados financieros ignoraron las amenazas de conflicto, y la semana pasada las acciones aumentaron su valor por tres días consecutivos.
Observada
Pero el enfoque de Park hacia su rival del Norte no sólo está siendo estrechamente vigilado por Pyongyang. Tanto Washington como Pekín y Tokio están observando con atención a Seúl para ver qué tipo de política sigue la hija de un dirigente categóricamente anticomunista para lograr reducir las hostilidades en la península.
Lo que haga Park es importante, dicen los expertos, porque establecerá el tono del enfoque diplomático que tomarán Washington y Pekín en los esfuerzos para persuadir a Corea del Norte de que detenga su programa de armas nucleares.
Hasta ahora, tal como informa la corresponsal de la BBC en Washington Kim Ghattas, Estados Unidos parece estar satisfecho con su aliada en Asia.
“Después de haber mostrado su firmeza y declarar que no toleraría amenazas, Corea del Sur ha suavizado su tono con Corea del Norte e invitó a Pyongyang a la mesa de diálogo para resolver problemas como el del complejo industrial de Kaesong”, comenta la corresponsal.
“Y durante la reciente visita del secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, funcionarios estadounidenses elogiaron la forma como la presidenta Park Guen-hye ha manejado la crisis hasta ahora, indicando que no imaginaban ninguna otra forma de haberlo hecho mejor”, agrega Ghattas.
La mujer que citó a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher como ejemplo a seguir parece estar forjando un modelo de este personaje.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/04/130413_corea_perfil_park_geunhye_men.shtml