El diario Reforma retoma un informe de la Dirección Federal de Seguridad elaborado en 1982, donde se incluyen acusaciones de secuestro, golpizas, venta de plazas, desvío de recursos y tráfico de combustible en contra de Carlos Romero Deschamps, actual líder del sindicato de Petróleos Mexicanos.
Acusaciones de secuestro, golpizas, venta de plazas, desvío de recursos y tráfico de combustible, aparecen en un expediente de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) de 1982, sobre la forma en que ha operado el líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps.
El informe en poder del diario Reforma, de 256 fojas, incluye la narración de un secuestro ocurrido el 8 de abril de 1982, en contra de José Luis Rodríguez Quezada, que entonces era coordinador del propaganda del Movimiento Independiente Liberal de Trabajadores Petroleros.
José Luis fue detenido arbitrariamente, golpeado e interrogatorio, supuestamente por órdenes de Romero Deschamps. Los hechos ocurrieron el 8 de abril de 1982. El disidente fue secuestrado por policías judiciales que lo trasladaron en un Ford LTD, de Naucalpan, en el Estado de México, al entonces Distrito Federal.
El disidente fue recluido en unos separos en las instalaciones de la Procuraduría General de la República (PGR). De acuerdo con la información publicada por el diario, José Luis fue detenido por sus vínculos con Armando Moisés Fuentes, un amigo que trabaja en la refinería de Tula, Hidalgo, mismo que habría intervenido en las labores políticas del líder de los petroleros, según le dijeron los policías que lo secuestraron.
Durante su detención, José Luis fue golpeado e interrogado, luego lo abandonaron en el cruce de las avenidas Cuauhtémoc y Río de la Loza.
El informe de la DFS incluye datos sobre la historia del líder petrolero, que fue investigado por la corporación a partir de noviembre de 1977, cuando se postuló como candidato para ser el Secretario general de la sección 35 del sindicato de los petroleros.
Cuando fue Diputado, Romero recibió acusaciones de saqueo de combustible en la refinería de Azcapotzalco a través de pipas de doble fondo, supuestamente de su propiedad. Ante esa acusación, el superintendente de la refinería defendió al líder petrolero.
No es la única acusación por la que el máximo líder del sindicato petrolero ha sido señalado, en la primera etapa como legislador, Romero Deschamps también fue acusado de ordenar golpizas y secuestros a adversarios políticos, así como desviar fondos del sindicato y utilizarlos en campañas políticas, señala Reforma.
El diario cita un informe de la DFS, de abril de 1982, donde se como líder de la sección 35, se le entregó a Salvador Barragán Camacho un cheque de un millón de pesos para su campaña como Senador. Práctica similar a la que el PRI utilizó en el llamado Pemexgate.
SIN EMBARGO