La discriminación laboral empieza desde el proceso de reclutamiento; el sobrepeso es ya un motivo para no contratar

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Recientemente, salió a la luz el caso de Nora Beltrán, quien laboraba en un Bigs Bar del Grupo Fishers en la colonia Nápoles de la Ciudad de México. Ella, a través de un video, denuncia que fue acosada, puesta en riesgo y finalmente despedida luego de que notificara a sus superiores que estaba embarazada.

Tras la difusión del video y los miles de comentarios realizados en las redes sociales, el caso de Nora Beltrán fue escuchado por el Director de Cultura por la No Discriminación, Iván Pérez Vitela, quien canalizó la denuncia de la ex empleada al Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), que ya está trabajando en su caso.

Pero el caso de Nora no esel único. El estar embarazada, no contar con experiencia, ser indígena o adulto mayor y tener sobrepeso son algunas de las principales causas para ser discriminado en algún empleo.

El Reporte sobre la Discriminación en México 2012 reveló que en nuestro país prevalecen condiciones laborales discriminatorias que afectan a la mayor parte de la población.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) indicaron que en nuestro país, el color de la piel, el aspecto físico, la lengua y el origen étnico son factores que influyen en la posibilidad de obtener un empleo bien pagado.

Ambos organismos señalaron que seis de cada 10 mexicanos tienen un empleo informal, mal pagado, sin derechos ni garantías y donde predomina la presencia de mujeres, jóvenes, adultos mayores, migrantes, personas con discapacidad y de la comunidad lésbico, gay, transexual y bisexual.

Y es que la discriminación empieza desde el proceso de reclutamiento. El informe destaca:

Muchas empresas continúan pidiendo requisitos relacionados con la apariencia física para poder concursar por una vacante. Una estatura determinada, tener cierta complexión física y no contar con tatuajes ni perforaciones, son algunas de las características que se encuentran cotidianamente entre los requisitos para conseguir un trabajo.

Los tatuajes tienen una connotación negativa para los empleadores, pues, en muchas ocasiones consideran que quien posee alguno representa un alto riesgo delictivo, con lo que se deja de lado la capacidad que pueden tener para desempeñar un trabajo. Situación similar ocurre con características físicas como el peso y la estatura. En México no ha sido suficientemente estudiado este fenómeno, pero de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, en un informe publicado en 2008 por el International Journal of Obesity, se concluyó que en Estados Unidos las tasas de discriminación por motivos de peso/estatura son, de acuerdo con la percepción de las mujeres, cercanas a las correspondientes a la discriminación por motivos de raza y, en algunos casos, mayores a las tasas de discriminación por edad o sexo.

Foto: Cuartoscuro

Foto: Cuartoscuro

EL ETERNO PROBLEMA DEL EMBARAZO

En marzo pasado, el Conapred informó que el principal motivo de discriminación para las mujeres en el ámbito del trabajo, ya sea para ingresar a un empleo o de permanecer en éste, es el estar embarazadas.

Datos del Conapred, refieren que entre 2007 y 2012, durante la gestión de Felipe Calderón, llegaron a ese órgano un total de 255 quejas (contra particulares) y 63 reclamaciones (contra servidores públicos) respecto a la discriminación laboral contra mujeres embarazadas.

Hilda Téllez Lino, directora general adjunta de Quejas y Reclamaciones del organismo, refirió que la mayoría de los contratistas no contempla la prueba de embarazo dentro de los requisitos de ingreso; sin embargo, durante el proceso de selección sí la aplican.

El Reporte sobre la Discriminación en México 2012, dado a conocer en octubre pasado, indica que esta práctica es contraria a la Constitución, pues en su Artículo 4 se refiere al derecho a procrear libremente.

De 2009 a 2012 el Conapred recibió 198 quejas por despidos condicionados por el embarazo, situación que no siempre es fácil acreditar en tribunales laborales y termina siendo tratado como un cese injustificado.

Téllez Lino informó que las mujeres son el principal blanco de la discriminación laboral, después de las personas con discapacidad.

En el caso de las mujeres, la discriminación por condición de embarazo, por apariencia física, por condiciones de salud y por discapacidad encabezan, en ese orden, la lista de las denuncias que atiende el Conapred.

Además, las mujeres son víctimas de otros tipos de discriminación laboral.

De acuerdo con datos de 2008 de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), existe una brecha de 30 por ciento entre los ingresos de las mujeres y los hombres; tres de cada 10 trabajadoras son discriminadas en su salario por estar casadas o tener hijos y, según datos de Conapred del 2006, tras una recesión económica, las mujeres tienen menos probabilidades que  los hombres para encontrar un trabajo del mismo nivel y mismas condiciones que antes.

Asimismo, las mujeres están expuestas al acoso y el hostigamiento sexual en sus centros de trabajo. Según la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, realizada en 2006, una de cada 10 mujeres tuvo represalias por no acceder a propuestas de relaciones sexuales, y ocho de cada 10 mujeres hostigadas sexualmente fueron humilladas o denigradas.

En cuanto a las formas de acoso y hostigamiento laboral, se registraron 205 mil 587 casos de insinuaciones o propuestas sexuales.

En lo que se refiere a las trabajadoras del hogar, 9.9 de cada 10 no cuentan con ninguna prestación formal.

Las mujeres no son el único sector vulnerable en cuanto a discriminación laboral.

Un indígena en México enfrenta diversos obstáculos en nuestro país, entre ellos acceder a un empleo bien remunerado.

“Los indígenas del país son siempre los grandes perdedores”, concluyó el Reporte del Conapred.

Si se trata de conseguir empleo, ya sea en zonas rurales o urbanas, cuatro de cada 10 indígenas dicen que les dan menos oportunidades por su origen étnico.

Otro grupo afectado son los jóvenes, el sector de la población más discriminado en materia laboral. La tasa de desempleo juvenil duplica la correspondiente a la población adulta: mientras la de los adultos de 30 años o más es de 3.5 por ciento, en la población joven es de 8.7 por ciento.

En la mayoría de los casos, los jóvenes no cuentan con la formación o experiencia necesaria que necesitan para algún empleo, debido a que por falta de ingresos, se vieron orillados a abandonar su formación académica.

Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, reveló al Conapred que entre los 15 y los 18 años se presenta una reducción drástica de la asistencia a clases hasta concluir en el abandono. Las estadísticas muestran que 44 de cada 100 jóvenes de entre 14 y 19 años afirman estar obligados a trabajar.

Ante esta situación, los jóvenes han optado por el subempleo y el empleo informal como vías de acceso al mercado laboral.

El Conapred, a través de una encuesta realizada con apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), informó en marzo pasado que tres de cada 10 jóvenes en México señala que la preparación insuficiente, apariencia o inexperiencia son los motivos por los que no fueron aceptados en un trabajo.

Las zonas metropolitanas donde ese sector de la población percibe la falta de oportunidades y experiencia como su principal dificultad son: Ciudad de México, Querétaro, Puebla, Tlaxcala y León.

En Querétaro, el Distrito Federal y Toluca, la problemática aqueja principalmente a la población femenina.

El Conapred también señala que el mercado laboral mexicano se caracteriza por la exclusión de personas cuya edad se encuentra por encima de los 35 años. En el caso de los adultos mayores la situación se complica, pues  al no contar con recursos provenientes de una pensión suficiente deben buscar empleo, mismo que muchas veces encuentran en la informalidad.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis) 2010, el principal problema percibido por cuatro de cada 10 personas adultas mayores era la dificultad para encontrar trabajo.

El Conapred cita a Carlos Acevedo Rodríguez, del Colegio de México (Colmex) y a Graciela Bensusán Areous, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco (UAM-X), quienes aseguran que el 90 por ciento de las ofertas de empleo excluyen a las personas que tienen más de 35 años.

Además, de cada 10 personas de 60 años o más, tres no saben leer ni escribir, lo que complica aún más que obtengan algún empleo bien remunerado.

Datos del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) de 2012 refieren que la mayoría de las empresas o instituciones públicas no aceptan con facilidad que ingresen a trabajar adultos mayores porque piensan que “son achacosos, que no van a rendir y que no saben computación”. Sin embargo, no se dan cuenta que son personas más responsables, con mayor disponibilidad de tiempo y, sobre todo, experiencia.

Foto: Cuartoscuro

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Las personas con discapacidad, así como hombres y mujeres con orientación sexual diferente también forman parte de los grupos más vulnerados en cuestión laboral, según la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Las personas con discapacidad consideran que sus tres problemas prioritarios son: el desempleo, la discriminación y no ser autosuficientes.

En tanto, la discriminación relacionada con las preferencias sexuales es una constante en nuestro país.

En las quejas presentadas en el Conapred durante 2011, calificadas como un presunto  acto de discriminación, se presentó mayor incidencia en las que estuvieron relacionadas con las preferencias sexuales.

El Conapred señala:

Las personas transexuales y travestis enfrentan aún con mayor severidad el rechazo de los segmentos más conservadores de la sociedad. En las oficinas dedicadas a gestionar los recursos humanos no admiten cambios en el nombre, aun si éste ha ocurrido ya por corrección al acta de nacimiento y/o por reasignación sexual. Con frecuencia el uso de los baños públicos se vuelve un tema en litigio, ya que se les obliga a acudir a los servicios equivocados.

En lo que se refiere a la discriminación laboral contra las personas que viven, o supuestamente viven, con VIH/Sida, es habitual la realización de pruebas forzosas de detección que derivan en una negativa de contratación.

Además, también se les discrimina con el despido injustificado, el descenso a puestos que requieren menos experiencia y, sobre todo, que no haya contacto con el exterior de la empresa y la negación de prestaciones.

Foto: Cuartoscuro

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DISCRIMINACIÓB FUERA DE MÉXICO

La discriminación laboral no es un problema sólo de México.

El pasado 11 de junio, la Comisión de Oportunidad Equitativa en el Empleo (EEOC) acusó a dos compañías de haber discriminado directamente a los afroamericanos al utilizar revisiones de historiales delictivos para seleccionar trabajadores.

La comisión dijo que BMW despidió de manera efectiva a 70 empleados afroamericanos con historiales delictivos de sus instalaciones en Carolina del Sur, a pesar de que muchos de estos trabajadores habían estado en la compañía por tres años. Una mujer con una antigüedad de 14 años trabajando fue despedida luego que una acusación por un delito menor saliera a la luz, un hecho que ocurrió hace más de 20 años y generó una multa de 137 dólares en ese tiempo.

Por su parte, Dollar General rechazó ofertas de trabajo a dos mujeres afroamericanas tras haber llevado a cabo revisiones de sus historiales delictivos.

Anteriormente, el 26 de abril de 2010, trabajadoras de Walmart ganaron un juicio histórico por discriminación de género en el salario y en la promoción laboral.

Derivado de estos problemas, la empresa recibió más de un millón de reclamos.

El voto dividido entre seis jueces a favor y cinco en contra del juzgado de Apelaciones del Distrito Noveno de San Francisco confirmó el rechazo a la apelación de la compañía en la mayor demanda sobre discriminación de género en la historia de Estados Unidos.

El caso se remonta a 2001, cuando seis empleadas presentaron una demanda ante un juzgado federal de San Francisco, argumentaron que Walmart pagaba menos a las mujeres que a los hombres en el mismo tipo de trabajos y que sus empleadas recibían menos promociones y tenían que esperar más que los empleados para conseguirlas.

La situación en Perú tampoco es la mejor. Un estudio de la Universidad del Pacífico, asociada al Consorcio de Investigación Económica y Social(CIES), dado a conocer en noviembre dio a conocer que la discriminación laboral en el país comprende factores como la belleza, el sexo, la raza y los apellidos de origen.

De acuerdo con sus autores, Gustavo Yamada y Francisco Galarza, en Perú existe un 83 por ciento de discriminación laboral por apariencia física. Incluso, las personas consideradas más atractivas pueden obtener una remuneración hasta 17 por ciento mayor que aquellas que no son bellas.

Europa no se queda atrás. Según el estudio Trabajadores domésticos en el mundo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de enero de 2013, España es, junto con Francia e Italia, el país europeo que registra un mayor número de trabajadores domésticos. En 2010 había 747 mil trabajadores en este sector, frente a los 355 mil registrados en 1995. Francia tenía 589 mil 900 en 2009. Ambos países, al igual que muchos otros del Viejo Continente, tienen un patrón compartido:  la contratación de mujeres inmigrantes.

El País informó que las indocumentadas “sin una alta cualificación soportan salarios muy bajos, horas de tra­bajo excesivas, día de descanso semanal no garantizado y en ocasiones se enfrentan a situaciones de vulnerabilidad frente a abusos físicos, mentales y sexuales o a limitaciones en su libertad de movimientos”.

En diciembre de 2012, un informe realizado por la Secretaría de Estado de Igualdad en colaboración con el Consejo Superior de Cámaras de Comercio para establecer los factores que determinan la discriminación salarial por razón de sexo en España, indicó que las mujeres con sueldo fijo mensual ganan un 21 por ciento menos que los hombres en puestos de iguales condiciones. Pero las que tienen una remuneración variable, condicionada por incentivos, perciben 37 por ciento menos.

La discriminación laboral empieza desde el proceso de reclutamiento; el sobrepeso es ya un motivo para no contratar

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