La élite económica de México paga menos impuestos porque capturó la política: Oxfam

Un impuesto federal a las grandes fortunas de los multimillonarios, que se ha intentado desde el cardenismo y que va más allá de las auditorías a grandes contribuyentes como Wal-Mart, permitiría recaudar hasta 270 mil millones de pesos anuales, lo suficiente para incrementar un 40 por ciento el gasto en salud pública o para multiplicar 17 veces la inversión en protección ambiental, propone un informe de la organización Oxfam México.

“Hay una captura política de las decisiones fiscales en nuestro país. Las reglas del juego están diseñadas por las grandes fortunas a través de cabildeo, despachos legales, bancadas en el Congreso, que ha ocurrido en los últimos 100 años”, dijo en entrevista el economista Carlos Brown, vocero de Oxfam México, sobre la resistencia de la élite económica a una Reforma Fiscal profunda y progresista.

Este tipo de recaudación, como ya es un hecho en Argentina, Bolivia o Colombia, se calculó con una tasa del 2 por ciento para quienes posean más de 20 millones de pesos; del 3 por ciento para aquellas personas cuya fortuna se encuentre arriba de 100 millones de pesos, y hasta del 5 por ciento para quienes tienen fortunas de más de 20 mil millones de pesos.

El Presidente López Obrador junto al empresario Carlos Slim, con quien ha mantenido una relación cercana durante el tiempo de su Gobierno. Foto: Cuartoscuro.

A pesar de los recientes esfuerzos del SAT para incrementar la recaudación por medio de auditorías a grandes contribuyentes, que ha aumentado los ingresos tributarios en 754 mil millones de pesos entre 2020 y 2022 —frente a los 501 mil millones de pesos recaudados durante todo el gobierno de Enrique Peña Nieto—, estos resultados no serán suficientes para la responsabilidad de pensiones y pago de deuda de los próximos años, plantea Oxfam México.

SinEmbargo informó previamente que mientras miles de mexicanos perdían su negocio, empleo o escuela por la crisis sanitaria, y aumentaba el nivel de pobreza, los 15 millonarios mexicanos aumentaron su fortuna durante la pandemia en 650 mil millones de pesos. Sólo Carlos Slim Helú, el empresario más rico de México y de América Latina, vio crecer su fortuna en un 42 por ciento desde el principio de la COVID-19, esto es, 20 millones de pesos por hora, a la vez que la población enfrenta un encarecimiento de la vida por la inflación al alza.

Además, dimensiona el documento “¿Quién paga la cuenta?”, entre quienes sí mantuvieron un empleo formal, se mantuvo el mismo nivel de carga de los impuestos sobre su trabajo, así como de impuestos como el IVA y el IEPS al realizar sus compras. En contraste, las fortunas de los multimillonarios mexicanos crecieron 117 veces más rápido que el resto de la economía nacional “y sin pagar ni un peso más por estas ganancias extraordinarias”.

DESMISTIFICAR IMPUESTOS A RICOS 

El informe de Oxfam México desmitifica los tres grandes mitos sobre los impuestos a las grandes fortunas mexicanas, los cuales han sido difundidos por medios de comunicación, mesas de análisis, libros e incluso en pláticas de sobremesa.

“Hay una mentira que nos hemos repetido hasta creernos que es verdad. Frente a estas ideas generalizadas, vemos que los impuestos a las grandes fortunas sí están funcionando en países que se parecen mucho a México como Argentina, Bolivia, Chile, España”, dijo el economista Carlos Brown.

–Mito 1. “Los súper ricos ganaron sus fortunas echándole ganas”

Entre las 15 personas millonarias en México, diez de ellas –como Ricardo Salinas Pliego o la familia Baillères– consiguieron sus fortunas por medio de herencias, pues pertenecen a dinastías, que van perpetuando su riqueza y poder de generación en generación en un país en el que ya no existe un impuesto a las grandes herencias.

Y ocho de ellas —entre las que se encuentran las tres fortunas más grandes del país como la de Carlos Slim o Germán Larrea— las consolidaron gracias a la ola de privatizaciones o concesiones del Gobierno mexicano durante las décadas de los ochenta y noventa como las telecomunicaciones y la minería.

Para mantener esa riqueza, dice el informe, recurren a la precarización de sus trabajadores; influyen a los legisladores para que las reglas del juego les favorezcan; y utilizan paraísos fiscales para esconder su riqueza fuera de las fronteras de los países donde la generaron.

El empresario, Ricardo Salinas Pliego. Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.

–Mito 2. “Los súper ricos ya pagan lo que les toca de impuestos”

En México, a través de estrategias, los empresarios con ingresos arriba de 500 millones de pesos anuales apenas representaron el 0.03 por ciento de la recaudación total de impuestos federales y 13.6 por ciento de la recaudación de impuestos federales de personas físicas en 2021.

Mientras tanto, las grandes empresas en México pagaban hasta 2021 unas tasas efectivas de ISR entre el 1 y 8 por ciento del total de ingresos, dependiendo de la actividad económica, muy por debajo del 30 por ciento que establece la ley.

Germán Larrea, presidente de Grupo México.
Germán Larrea, presidente de Grupo México. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

–Mito 3. “México no es Suecia, aquí eso jamás sería posible”

Antes las grandes fortunas pagaban más impuestos en México, pero se eliminaron figuras legislativas por “concesiones a las élites económicas”.

Por ejemplo, había un impuesto a las “ganancias extraordinarias” que se cobraba sobre las utilidades que rebasaban el 15 por ciento del capital contable de la empresa, pero se derogó en 1941; o el “impuesto a las herencias y sucesiones” fue eliminado de la legislación del ISR en 1962.

Actualmente, tras décadas de una falsa creencia de que los impuestos a las grandes fortunas desincentivan la inversión y reducen el crecimiento económico, los impuestos a la riqueza empiezan a formar parte de países de América Latina con nuevos gobiernos progresistas como Argentina (Ley de Solidaridad y Aporte Extraordinario de las Grandes Fortunas en 2020); Bolivia (impuesto anual a las 152 personas más ricas del país); Colombia (reforma fiscal progresiva); Chile y Brasil (reformas tributarias en proceso).

Sin Embargo

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