Jennifer Muro Cadillo había desaparecido en febrero. Ayer, su cuerpo apareció enterrado en un cementerio de Merlo.
Otra mujer asesinada. Después de un cruce de datos entre fiscalías, un cotejo de huellas dactilares y a más de dos meses de haber desaparecido, ayer determinaron que el cuerpo calcinado que encontraron en Pontevedra, al Oeste de GBA, es el de Jennifer del Carmen Muro Cadillo (22), cuya desaparición se denunció un día antes del hallazgo del cadáver, el 23 de febrero. Sus restos estaban enterrados como NN en el cementerio de Merlo. Por el crimen, hay un hombre detenido. Es Carlos Smith, de 49 años, compañero de trabajo de la joven y el último que la vio con vida.
“No entendemos cómo no se dieron cuenta, cómo no averiguaron que un día después de que mi hermana desapareció, encontraron un cuerpo. Y un cuerpo que tenía muchas coincidencias con mi hermana: unos 20 años, cabello largo, trigueña. Con unas sandalias Ipanema”, dice a Clarín Pamela, hermana de la víctima. Ella vuelve y vuelve sobre las sandalias: Jennifer las adoraba y la mañana en que salió de su casa las llevaba puestas.
El único detenido por el crimen es un ex compañero de trabajo de Jennifer que, según su familia, estaba obsesionado con ella. A Smith le dictaron prisión preventiva el 16 de marzo luego de comprobar que en su auto había huellas de Jennifer. Y también porque en su declaración se contradijo: él contó que la había pasado a buscar esa mañana y que la había llevado a tomar un helado. Pero resulta que en la heladería, donde conocían a la joven, nadie la vio. Y un dato más: en un allanamiento en la casa de Smith, encontraron el celular de la chica, aparato que él mismo le regaló.
Smith y Jennifer se conocieron hace tres años en la agencia de autos donde ambos trabajaban. “La invitaba a salir y como ella decía que no, él organizaba comidas con el resto de los empleados de la concesionaria para llevarla. Después nos dimos cuenta de que él había armado un perfil falso en Facebook. Se llamó ‘Paula’ para hacerse pasar por una compañera de la facultad y nos pedía información. Que cómo estaba Jennifer, que si necesitaba algo. Había muchos mensajes de él. Hasta que se descubrió y dijo que si ella no era de él, no era de nadie. No quería que se fuera a Brasil”, sigue Pamela.
El día que Jennifer desapareció tenía turno en el consulado brasileño. Ella y su familia profesan la religión mormona y ella quería renovar la visa para volver a Brasil, donde enseñó la Biblia durante un año y medio, entre 2013 y el año pasado. Jennifer tenía 22 años, cursaba la carrera de Abogacía en la UADE y trabajaba como niñera por las noches. Estaba juntando el dinero para pagar los pasajes que la dejarían en la misión de Maceió este mes. Oriunda de Perú, vivía con su familia en Adolfo Sourdeaux, en Malvinas Argentinas.
Su familia no sabía que el cuerpo de la joven había aparecido calcinado. Los investigadores tampoco pueden todavía determinar las causas de su muerte. Fuentes policiales informaron a Clarín que hallaron los restos entre unos pastizales en Pontevedra y que el cotejo de huellas dio negativo porque las manos de la chica habían estado en contacto directo con el fuego. Hubo que regenerar los tejidos para poder tomar las huellas. Eso explicaría la demora en la identificación. Para terminar de confirmarlo, le extrajeron a Lourdes, su mamá, una muestra de ADN cuyos resultados estarán en dos semanas.
Es el segundo caso de femicidio que se conoce en menos de una semana. La línea 144 atiende denuncias y consultas por violencia de género las 24 horas.
Por orden de la UFI 21, desde el lunes y durante tres días rastrillaron una zona en Márquez y Ruta 201, cerca del Colegio Militar. Hubo un gran despliegue de buzos, perros y kayaks. Para ayer estaba prevista una marcha pero la mamá decidió suspenderla porque le dijeron que la necesitan para que participara de otra jornada de búsqueda. No hizo falta: el cuerpo de su hija apareció antes.
Fuente: Clarín.
