El Radar
Por Jesús Aguilar
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El resurgimiento de la “cargada” en la política mexicana, caracterizado por grandes concentraciones y movilizaciones masivas de apoyo, ha tomado protagonismo en el actual panorama político.
A nivel nacional la Presidenta Sheinbaum convirtió una convocatoria masiva en el Zocalo de la capital del país el pasado 9 de marzo originalmente establecida como medida de presión para Trump al que pretendían mostrar músculo en la afrenta por el tema arancelario en un “festival” de celebración por la posposición de la entrada en vigor de impuestos inimaginables…
¡Así se las gasta el neopopulismo Claudista!
En San Luis Potosí, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), bajo el liderazgo del gobernador Ricardo Gallardo Cardona, ha adoptado esta estrategia para consolidar su influencia y proyectar fuerza tanto interna como externamente.
Recientemente, el PVEM lanzó una campaña nacional de afiliación, encabezada por Gallardo y la presidenta nacional del partido, Karen Castrejón. Este evento que tuvo lugar el sábado pasado reunió a más de diez mil personas en el Centro de Convenciones de San Luis Potosí, demostrando la capacidad de movilización del partido y su intención de fortalecer su base militante. Hoy por hoy es claro que “haiga sido como haiga sido”, el Verde Gallardista es el único que puede hacer algo así.
Esta demostración de fuerza envía un mensaje claro a posibles aliados y opositores: el movimiento gallardista posee una maquinaria electoral robusta y está preparado para competir, incluso sin alianzas con partidos como Morena.
Evidentemente ahí está la clave del adelantadísimo acto de campaña, para Ruth o quien las circunstancias indiquen sea el ungido.
En días previos Ignacio Segura líder del partido Verde, mostró orgulloso el reclutamiento de Alejandro “Kako” Leal Tovías, ex vice gobernador de la mismísima Herencia Maldita, con lo que confirman que siguiendo los pazos de la (hasta ahora) imbatible 4T, cualquier conversión borra todos los pecados del redimido y aún más que como pasó con muchos alcaldes y alcaldesas, incluso diputados locales y federales como Óscar Bautista, funcionarios como Sonia Mendoza o Yolanda Cepeda o Mario García Valdés, es mejor pertenecer al equipo ganador, respaldado por un plan de trabajo gubernamental que satisface al electorado. Cómo cereza del pastel el sábado se andaba estrenando en la pasarela verde Martín Rodríguez, flamante director del Sistema Educativo Estatal Regular quien como ex líder magisterial de la sección 52 del SNTE quien hace no mucho salía a las calles a presionar y vociferar contra el gobierno Gallardista. Insisto, todo se borra cuando se pronuncian las palabras mágicas de “Pollo yo te apoyo”.
Sin embargo, esta estrategia no está exenta de críticas. La querida Maestra Adriana Ochoa, en su artículo “A la caza del militante”, cuestiona las tácticas de afiliación empleadas por el PVEM, sugiriendo que en ocasiones se recurre a métodos coercitivos para engrosar las filas del partido. Ochoa menciona denuncias de maestros que señalan la instalación de mesas de afiliación forzosa en oficinas educativas, lo que plantea dudas sobre la voluntariedad y autenticidad de la militancia.
El propio gobernador Gallardo ha expresado su ambición de que el movimiento que encabeza perdure más allá de su mandato actual. Durante el inicio de las obras del “Mega Puente Vehicular”, declaró: “sigamos en este gran movimiento que no llegó por seis años, que va por más de veinte años hasta lograr que San Luis sea el estado más chingón de todo México”. Esta declaración refleja una visión de largo plazo y una intención de consolidar un proyecto político duradero en la entidad.
La ambición, así, con mayúsculas AMBICIÓN Gallardista, es gobernar hasta entrados los años cuarentas de este siglo.
La nueva fuerza verde re- cargada tiene evidentemente sus pros y contras, si bien es cierto que logran demostraciones de fuerza y unidad que nadie está logrando en el estado y una capacidad de movilización notable tienen en el clientelismo y el tufo a uso de recursos públicos como el propio espacio en donde se realizó el evento del sábado, un recinto estatal como el Centro de Convenciones debió cobrar un dineral a quien lo hubiese usado en un día pico para este propósito. ¿Alguien sabe cuánto cobró y quién pagó?
El imaginario popular, que no populista, es sabio y el viejo adagio de que “a fuerzas ni los zapatos entran” es una amenaza constante para las metas verdes en el estado, llegar a un millón de afiliados parece una locura pero no se puede descartar, sin embargo, el método con el que se haga, la forma en la que se trate a al gente, más allá de someterlos a una simple contraprestación con progamas sociales o apoyos es un volado con una moneda de dos caras, la de la frustración. Cuidado.