LA HERENCIA MALDITA DE LÓPEZ OBRADOR

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar
Por Jesús Aguilar

A pocas semanas de finalizar su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha intensificado las reformas que, para muchos, ponen en riesgo los logros alcanzados durante su gobierno.
Pese a las advertencias nacionales e internacionales sobre las consecuencias de sus medidas, especialmente las reformas constitucionales, el mandatario sigue adelante con su plan, desestimando las críticas y acusando a sus detractores de buscar mantener la corrupción y sus privilegios.
Una de las reformas más controversiales ha sido la del Poder Judicial, que comenzó como una estrategia electoral y ha tomado fuerza tras los resultados de las elecciones del 2 de junio. Desde su victoria presidencial, López Obrador inició un acelerado camino que, según analistas, pone en riesgo la estabilidad del país y lo aleja de los acuerdos internacionales, especialmente aquellos relacionados con el comercio.
La depreciación del peso es uno de los primeros efectos visibles de las reformas. El tipo de cambio, que el 31 de mayo cerró en 16.69 pesos por dólar, se disparó a 19.95 unidades por dólar tras la aprobación de la reforma judicial en la Cámara de Diputados. Esta volatilidad ha generado preocupación en el exterior, ya que México es un miembro clave del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, además de tener importantes lazos con la Unión Europea.
López Obrador, sin embargo, ha contado con el respaldo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien ha defendido las reformas.
Sheinbaum asegura que las medidas traerán mayor certidumbre jurídica y democracia. No obstante, su margen de maniobra parece limitado, ya que el presidente sigue ejerciendo una fuerte influencia, complicando cualquier intento de actuar con pragmatismo, como lo prometió a inversionistas antes de las elecciones.
Incluso hay una compleja teoría en la que AMLO podría estar apostando al maximato a través de la manipulación de sus fieles en el Congreso y ahora en el Poder Judicial, como dispositivo de “salvación” al curso de la 4T incluso por encima del poder ejecutivo que encarnará la propia Sheinbaum.
El presidente ha aprovechado sus últimos días en el poder para consolidar su influencia más allá de su mandato. Ha colocado a figuras clave, como Luisa María Alcalde y Ricardo Monreal, en posiciones estratégicas para mantener el control sobre el futuro político del país. Alcalde, designada por López Obrador para dirigir Morena, y Monreal, coordinador de la bancada en el Congreso, han mostrado un leal respaldo al presidente y sus reformas, lo que reduce el margen de acción de Sheinbaum en el ámbito legislativo.
Con aliados en las principales cámaras, López Obrador parece estar instalando un gobierno en la sombra, cuyo poder podría durar más allá de su mandato. Las decisiones que priorizan los intereses del presidente dificultan cualquier intento de Sheinbaum por implementar una política parlamentaria propia.
En este escenario, si las reformas impulsadas por López Obrador generan las consecuencias negativas que varios expertos han pronosticado, su legado podría quedar truncado. Sheinbaum, su aliada más cercana, podría verse obligada a tomar decisiones difíciles para evitar la destrucción del proyecto político que ambos comparten.
La verdadera esperanza de México es una Claudia consciente, moderada, y que reasuma aquella vieja máxima del poder presidencial, se entrega todo, se toma todo…

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