Entre la década pasada y estos primeros años que dieron inicio con la pandemia sumada a diversas crisis políticas y sociales, si algo ha cambiado a profundidad es la relación entre el movimiento feminista y los organismos internacionales.
Habrá desde luego quien pueda distinguir el momento clave en que al verse desdibujada la causa de la discriminación sexual, la violencia y la desigualdad que vivimos las mujeres en el mundo, al retrasarse gravemente el avance en el disfrute de derechos y tras atestiguar la adaptación de la comunidad de países “civilizados” a formas reguladas de esclavitud femenina, nos dimos cuenta de la magnitud del engaño y la simulación.
Habida cuenta de ello, el estudio que abordamos hoy es para ser leído con toda reserva.
En la edición de 2014 del Informe Global de la Brecha de Género emitido por el Foro Económico Mundial para medir la manera en que los países distribuyen sus recursos y oportunidades entre hombres y mujeres, el señalamiento fue que la igualdad llegaría en el año 2095, al menos en el trabajo. Desde luego, entre los 115 países analizados aquellos que ocupaban las primeras posiciones eran del norte europeo además de Islandia que durante varios años permanece en el número 1.
México para entonces del lugar 68 bajó a la posición número 80 como resultado de la reducción de representación de las mujeres en política. Posteriormente en 2017 se indicó que aun faltarían 217 años para la igualdad mundial y en cuanto a nuestro país, hubo severos retrocesos en salud y salarios: una mujer ganaba en promedio 11,861 dólares al año en tanto que un hombre recibía 23,931 por la misma labor, o sea 12070 dólares de diferencia.
Al cabo de un silencio pronunciado, el pasado 20 de junio volvió a publicarse el Informe nuevamente sobre cuatro rubros de análisis: Participación económica, Educación, Salud y Empoderamiento Político y la primera sorpresa es ver a países cuyos gobiernos han sido omisos con la política destinada a las mujeres en Latinoamérica ocupando posiciones francamente inusitadas: Por ejemplo: Nicaragua (7), México (33), Perú (34), Argentina (36I) o Colombia (42).
El retroceso que se advierte ahora marca un alcance de 68.4%, a nivel mundial, similar al de 2019, según la “paridad” arribará en el año 2154, y a nuestra región le faltan entre 95 y 53 años para alcanzarla, comprendiendo literalmente que México llegó allí al menos en lo que hace a participación política por el número de mujeres que ocupan la cámara de diputados, por ejemplo.
Empero la trampa se observa en otros contextos como la disparidad en la fuerza laboral (57.6%), el ingreso devengado que es del 52% del de los varones, la ocupación de cargos de decisión en un 38.5%, la pérdida en salud y supervivencia de 2,4 años en esperanza de vida saludable, un indicador que se mide precisamente en la prevalencia de la violencia en sus vidas, la calidad de la atención en el parto, la mortalidad materna y la autonomía reproductiva.
¿Qué pensarán las mujeres de estos países? Nosotras mismas en coherencia con lo que vivimos ¿Qué opinión nos merece lo que desde fuera se mira como un logro? Hablemos. A más ver.