Si hay algo que caracteriza a la sociedad actual es la genuina preocupación por ciertos temas que en el pasado se desconocían o sencillamente se ignoraban. Desde luchas por derechos humanos universales, hasta cuestionar reglas sociales, en aras de encontrar justicia e igualdad. Además de estas cuestiones, destaca la necesidad de crear conciencia en todo lo relacionado a la protección del medio ambiente, sobre todo en lo que concierne al agua. Esto no es gratuito, ni es una moda pasajera: el cuidado del agua es un asunto urgente e imprescindible.
La verdad que no podemos ignorar
Gracias a los adelantos tecnológicos y los sistemas de información ha sido sencillo para esta generación informarse acerca de la cruel realidad: nuestro estilo de vida, hábitos de consumo y formas de producción están afectando de forma negativa el medio ambiente; y de seguir sin hacer ningún cambio, la raza humana está condenada al sufrimiento. Parece una exageración, pero la contaminación, el calentamiento global y el uso indiscriminado de recursos ya ha comenzado a pasarnos la cuenta.
Las generaciones pasadas han creado un sistema que garantiza el avance a pasos agigantados, el crecimiento poblacional y el desarrollo de las industrias; pero todo esto también aumentó las demandas de agua. Y si bien el 70% del planeta es agua, sólo el 3% es agua dulce, y de esta cantidad menos del 1% está disponible para el consumo humano.
Como especie, los humanos estamos acostumbrados a escalar hacia el progreso, pero lo que nos cuestionamos ahora es el costo del progreso. Si se afectan los recursos esenciales para la vida, como el agua, entonces es imposible hablar de progreso. El gran reto que se añade a toda esta problemática también enfrenta un desafío extra: lograr la equidad para el acceso a este recurso
¿Por qué es importante cuidar el agua?
La realidad actual en cuanto al agua potable es bastante deprimente: hay poca agua, mucha está contaminada; además una inmensa cantidad de personas en el mundo no tiene acceso adecuado a este recurso.
Según cifras del Banco Mundial, se estima que unos 2200 millones de individuos de todo el mundo no tienen acceso seguro al agua, unos 4200 millones no tienen servicios de saneamiento y tratamiento de agua (lo que se traduce en contaminación y enfermedades), mientras que unos 3000 millones de personas no tienen siquiera cómo lavarse las manos. Los privilegiados que contamos con el servicio estamos sintiendo los estragos del cambio climático, pues nos están racionando el servicio.
Escuchamos en todos lados que el agua es vida, pero esto no aplica sólo a los seres humanos. El acceso al agua se considera un indicador sobre la calidad de vida y es que todas las actividades humanas, en pequeña o mayor escala, dependen de este líquido. Hasta el crecimiento económico de una nación puede verse afectado, pues de la disponibilidad del agua dependen la producción de alimentos, la salud de la población y las industrias.
Esta generación tiene sobre sus hombros la difícil tarea de replantearse los métodos de consumo de bienes el uso y el cuidado del agua, además de exigir a las autoridades locales la supervisión y fiscalización de las industrias que operan en la localidad para asegurarse que hagan un uso sostenible y ético de este recurso. Si bien las personas comunes y corrientes tienen un impacto importante en la emisión de CO2, la contaminación del agua y el uso adecuado del agua, las industrias son las responsables de la inmensa mayoría de la contaminación y emisiones de gases de efecto invernadero.
Lo que podemos hacer
– Optimizar el uso del agua: acciones para cuidar el agua
La modificación de los hábitos es imprescindible para lograr el uso ético y adecuado de este recurso. Es bien sabido que una buena parte del agua del país se desperdicia en las grandes ciudades, en las que una persona tiene un consumo que triplica los estándares normales; además la falta de mantenimiento en las redes de tuberías domiciliarias hace que se desperdicie hasta un 60%. Cerrar la llave cuando no se esté usando el agua directamente, reparar las goteras y averías de las tuberías en casa, entre otros pequeños cambios pueden hacer la diferencia.
– Mejorar el acceso y disponibilidad
Si bien no siempre se puede contar con las redes de agua potable es posible instalar sistemas de captación de agua de lluvia y tanques de almacenamiento de calidad, que permitan tener acceso a agua potable, limpia y segura de forma local. Tener agua a disposición para las tareas cotidianas representa una mejora sustancial en la calidad de vida de toda una comunidad, además que evitará enfermedades graves y reducirá la mortalidad infantil.
– Instalar soluciones para el tratamiento de aguas residuales
Uno de los grandes problemas en las poblaciones está relacionado con el tratamiento de los desechos orgánicos y aguas negras; pues si se vierten directamente contaminarán las fuentes de agua superficiales y subterráneas, además de contribuir a la propagación de enfermedades como cólera, disentería y otras afecciones que suelen cobrar la vida de niños y personas vulnerables.
Si no hay acceso a las redes de tratamiento de drenaje, urge la instalación de soluciones como los biodigestores para tratar las aguas servidas antes de devolverlas a la naturaleza. Este tipo de sistema es natural, independiente y eficiente, además de tener una excelente relación costo-beneficio, por lo que son una respuesta real y eficiente al problema del saneamiento.
– Crear conciencia en la población
Cambiar hábitos: reducir el uso de agua embotellada, almacenarla de forma adecuada, entre otras soluciones son posibles sólo cuando las personas son capaces de entender la magnitud del impacto de su comportamiento en el ambiente y el agua; y la forma en que esto nos afecta en el presente y en las generaciones futuras.
Esto se logra compartiendo información, haciéndola accesible a las personas de todas las extracciones socioculturales y masificando el mensaje. Estamos a tiempo y juntos podemos hacer un verdadero cambio.
Rotoplas.