La nueva ignorancia orgullosa

Por Diego Aguilar

“El pensamiento será perseguido como un crimen”, dijo Fyodor Dostoyevski hace más de un siglo. No porque el mundo se haya vuelto más violento, sino porque, hoy, pensar con profundidad es más incómodo que nunca.

Una de mis mejores amigas quiso filosofar con su novio hace unos días. Le preguntó por el efecto mariposa. Su respuesta fue un simple: “Nah, me da hueva esos temas”.

No es pereza cualquiera. Es la radiografía perfecta de una generación que prefiere huir del pensamiento complejo antes que enfrentarlo.

Vivimos en la era del scroll infinito. La paciencia para pensar se volvió un lujo raro.

El enajenamiento, la falta de interés por las conversaciones profundas y el nulo esfuerzo por buscar significado o propósito en la cultura —y en temas públicos como el arte y la política— parecen la norma.

“La antiintelectualidad es un rechazo no solo del conocimiento, sino del pensamiento crítico.”
—Isaiah Berlin

Solo el 69.6% de la población alfabetizada leyó algún libro en 2024 (INEGI). El promedio anual es de 3.2 libros; en 2015 era de 5.3.

La merma intelectual no es un dato frío: es una advertencia.

La asistencia a museos cayó de 27.6 millones en 2019 a 22.9 millones en 2023 (Secretaría de Cultura).

El teatro perdió casi el 40% de su audiencia en la última década.

No son estadísticas aisladas. Son señales de alarma cultural.

Hoy preferimos un meme a una idea que incomode y provoque conversación.

Pero el arte y la creatividad no son lujos opcionales: son los pilares de la evolución humana.

La creatividad es la herramienta más poderosa del Homo sapiens. Perderla sería un suicidio cultural.

El conocimiento no morirá, pero la indiferencia no deja de sepultarlo.

Depende de nosotros impedir que eso pase.

Y no solo en la cultura: la evasión también domina la esfera pública y política.

En las elecciones de 2025, solo el 22.9% de jóvenes votó, frente al 44% de adultos mayores (OCDE).

El 48% de jóvenes no sabía cuándo era la elección ni las funciones de los cargos en disputa.

Menos pensamiento crítico = más manipulación.

Recuperar la curiosidad no es convertirse en erudito.

Es volver a ser un poco más humano.

“La cultura es el conjunto de actos que nos enseñan a dudar de lo que creemos saber.”
—Umberto Eco

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