Felipe Calderón Hinojosa obtuvo 15 millones de votos en 2006, en una elección que muchos consideran fraudulenta. Josefina Vázquez Mota, seis años después (2012), mandó al Partido Acción Nacional (PAN) al tercer lugar con apenas 12 millones. Y en 2018, Ricardo Anaya Cortés apenas pudo superar la votación de la contienda de seis años antes: tuvo 12.6 millones de sufragios.
Ayer, cuando el Presidente de México presumió los 15 millones de votos que obtuvo en la consulta de Revocación de Mandato, la oposición se apresuró a calificar el ejercicio como una “derrota” para su principal promotor, Andrés Manuel López Obrador, quien desde que era Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de México) promovió ejercicios de democracia participativa.
La alianza opositora intentó traducir las cifras en beneficio de la causa de sus asociados, el PRI, PAN y PRD, partidos que van juntos en la boleta con el logo de “Va por México”. Como sucedió en las elecciones federales intermedias de 2021. Entonces, Claudio X. González, padre de ese bloque político inédito, sumó los votos de Movimiento Ciudadano (que no iba coaligado) y afirmó: evitamos que Morena tuviera mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. La realidad es que Morena nunca la tuvo.
Como sea, los resultados de la Revocación de Mandato fueron una excusa para intensificar el debate político que se ha acentuado en los últimos tres años. El exconsejero electoral Luis Carlos Ugalde y los expresidentes panistas Felipe Calderón y Vicente Fox —los tres señalados de amañar la elección presidencial de 2006—, así como la alianza de Claudio X. González, hablaban de una derrota mientras López Obrador y su partido, Morena, celebraban. Alcanzaron 15 millones de votos. La cifra no es menor. Representa más que los obtenidos por Anaya Cortés en las presidenciales de 2018, pero además casi el doble de los de José Antonio Meade, del PRI: 9.2 millones.
“Los votos que recibió López Obrador, en comparación con los votos totales que recibió el PAN y el PRI el año pasado, casi les dobla la votación nada más que con un tercio de las casillas con respecto a las que se instalaron en el año pasado. También con una diferencia sustancial: el año pasado hubo 10 partidos políticos nacionales en la contienda haciendo campaña y propaganda, llevando e invitando a su gente a votar. En este caso, aún asumiendo que haya habido un activismo muy particular de Morena y del Gobierno, no es comparable un activismo de un Gobierno y de un partido en específico con el activismo que el año pasado hicieron 10 partidos políticos”, opinó al respecto el analista político Pedro Mellado.
El Presidente y su partido dicen que, además, esa cifra se alcanzó con todo en contra: el Instituto Nacional Electoral (INE) apenas promovió el ejercicio; hubo un tercio de casillas de las de una elección federal típica y el PAN, PRI, PRD y sus aliados, como el mismo Fox, Calderón, X. González o Gustavo de Hoyos, promovieron intensamente un boicot en las urnas. Votaron 16.5 millones, de los cuales 15 millones votaron por el siga y, para muchos, esa podría ser la base dura del partido oficial.
“El Gobierno federal sale muy fortalecido y el INE es el que sale desgastado. También se puso a prueba a los gobernadores, quienes dieron buenos resultados porque en estados donde gobierna Morena y, también donde no gobierna, se vio que la gente salió a participar. Eso fortalece al proyecto obradorista a nivel federal y de los estados. También lo fortalece con rumbo a la elección de junio”, expresó a su vez Violeta Vázquez-Rojas Maldonado, profesora-investigadora del Colegio de México (Colmex).
¿UNA VICTORIA O UNA DERROTA?
La oposición ha insistido que el resultado de la consulta revocatoria se trató de una derrota. “Fue un round de sombra: nadie hizo campaña en su contra”, escribió Ugalde, omitiendo deliberadamente la campaña promovida y realizada por la oposición. “En favor de que siga el Presidente votó sólo uno de cada 10 mexicanos. Bueno, uno y fracción, literalmente”, tuiteó a su vez Calderón. “Pues ya fracasó la segunda consulta de circo llamado la 4ta transformación, ¿qué sigue ahora?, ¿una rifa de Los Pinos?”, ironizó por su parte Fox. “Estos datos muestran que México está resistiendo mejor al populismo autoritario que Venezuela y Bolivia”, refirió a su vez X. González Guajardo.
El discurso adoptado por la oposición se ha alimentado en los tres últimos años de las directrices adoptadas por el Gobierno federal y se ha empleado para analizar los datos según convenga. Como en octubre de 2021, en el primer aniversario de Sí por México.
Ahí, X. González Guajardo se apropió de los votos de Movimiento Ciudadano para decir que en la Ciudad de México la oposición había obtenido 2 millones de votos más que Morena. También presumió que la ciudadanía y la coalición “Va por México” lograron “arrebatar la mayoría calificada a Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados”, cuando el partido guinda nunca tuvo la mayoría calificada en la Legislatura pasada, sino que la construyó con otros partidos aliados.
Ayer mismo, la organización civil Sí por México, que abandera a la coalición “Va por México”, calificó el ejercicio del domingo como “un montaje” y aseguró que “la gran mayoría de los mexicanos rechazó ser parte de esta farsa”. Además, insistió la organización de Claudio X. González y el empresario Gustavo de Hoyos, “la abstención activa del 82.4 por ciento de la lista nominal, tomado como rechazo a la elección y su manipulación, representa la mejor encuesta posible para conocer la verdadera ‘popularidad’ del Presidente de la República”.
Al respecto, la académica Violeta Vázquez-Rojas planteó que así como hubo mucha gente que el domingo no fue a votar porque estaba en contra del ejercicio, también hubo mexicanos que no votaron porque renovaron su credencial recientemente y no alcanzaron a estar dentro del padrón, porque la casilla le quedaba muy lejos o porque no encontró boletas en las casillas especiales.
“Hay miles de razones por las que la gente no vota, entonces no podemos leer ese resultado como si fuera un mensaje unitario”, afirmó.
Para Pedro Mellado, la oposición difícilmente podrá capitalizar los resultados de la Revocación de Mandato para los dos procesos electorales que están en puerta: la elección de junio próximo donde se juegan seis gubernaturas y el proceso presidencial de 2024, sobre todo porque, indicó, “no tiene a un personaje que jale, que arrastre, que empuje incluso a los partidos hacia una contienda donde tengan posibilidades de ganar”.
“No veo de la oposición una idea articulada para impulsar el fortalecimiento de un candidato, ni siquiera de una idea o una propuesta que contraste con lo que la 4T propone. Tienen un clima de desesperación hacia la oposición en conjunto que está tratando de encontrar cualquier razón para demeritar lo que pueda parecer un triunfo de la 4T o de AMLO, pero más con la idea de tratar de erosionar la imagen o la influencia que tiene el Gobierno de la 4T y del Presidente en un segmento de votantes muy duro”, precisó.
La investigadora Violeta Vázquez-Rojas explicó a su vez que “la oposición, por supuesto, va a jugar con esos números y va a tratar de hacerlos parecer poco. Para que parezcan poco, lo que hace es comparar con los votos que tuvo Andrés Manuel López Obrador en la elección de 2018 que fue el doble de votos, 30 millones, y comparar con el total del padrón electoral o incluso con el total de la población”.
Pero, dijo, se trata de “medidas muy falaces porque no son comparables” ya que, argumentó, desde la oposición quieren decir que “15 millones de votantes son pocos, porque les conviene establecer una narrativa en la que la participación ciudadana no es importante o no es suficiente”.
“Les interesa reforzar esta idea que han introducido desde el año pasado de que López Obrador ‘se está quedando solo y sin apoyo’. Es una narrativa que quiere establecer la oposición para socavar la legitimidad del Presidente, sobre todo en el contexto de las reformas que vienen [eléctrica y electoral] para decir que no tienen un apoyo democrático y negar el apoyo de las mayorías al proyecto gobernante”, indicó.
Vázquez-Rojas propuso que una comparación más precisa sería con respecto a la consulta popular que tuvo lugar el 1 de agosto de 2021, ya que ambos fueron ejercicios de democracia participativa que se usaron por primera vez y porque ambos ocurrieron en momentos en que no eran elecciones regulares.
“En 2021 la consulta popular tuvo más o menos 7 millones de votantes y esta tuvo más del doble, quiere decir que no es verdad que la gente está despreciando a la democracia participativa, al revés, creo que los ejercicios se van fortaleciendo. En términos de ejercicios de democracia participativa, la consulta fue exitosísima”, contrastó.
Otra manera de compararlo, dijo la doctora en lingüística por la Universidad de Nueva York, es respecto al número de firmas que se lograron recabar:
“Me parecería preocupante si hubiera habido más firmas de solicitud que votantes en la revocación. Por ahí iba la narrativa del INE al descartar firmas como si la gente hubiera falsificado a propósito. Si eso hubiera sido cierto, si la mayoría o una cuarta parte de las firmas hubieran sido inválidas por cuestiones de cachiruleo, no habríamos visto este resultado en la vocación”.
Vázquez-Rojas cuestionó que el INE haya dejado de validar firmas cuando alcanzó el tope de 3 millones porque no tenían el total del presupuesto solicitado. Por ello, “nunca sabremos exactamente cuántas firmas válidas se juntaron para la solicitud. Habría sido preocupante si la participación en la consulta hubiera sido menor a ese umbral, pero no lo fue, lo rebasó y por mucho. Entonces también desde esa perspectiva creo que fue exitosa”.
Sin Embargo