Pocos lugares de la Ciudad de México son conocidos por tanta muerte y sufrimiento: el sitio donde habita la Plaza de las Tres Culturas y el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco ha visto desde la matanza perpetrada por conquistadores españoles el 13 de agosto de 1521, la masacre del 2 de octubre de 1968, y la caída del edificio Nuevo León por el terremoto de 1985.
Pero fue durante la mañana del 17 de junio del 2018 que otra tragedia menos conocida se sumó a la lista.
Una manta con un mensaje de narcotraficantes y dos cuerpos descuartizados fueron descubiertos en la madrugada. La entonces Procuraduría General de la República inició una carpeta de investigación por el hallazgo de los cadáveres humanos.Agentes policiacos los encontraron alrededor de las 05:00 horas en la esquina de Avenida de los Insurgentes, que atraviesa la mayor parte de la capital, y la Avenida Ricardo Flores Magón (Foto: Twitter/@anonopshispano)
Los restos estaban desmembrados y desparramados sobre el pavimento de la vía pública y del carril del Metrobús: como si alguien los hubiera regado por todas partes. Agentes policiacos los encontraron alrededor de las 05:00 horas en la esquina de Avenida de los Insurgentes, que atraviesa la mayor parte de la capital, y la Avenida Ricardo Flores Magón.
La narcomanta reveló lo que muchos ya sabían: que la Ciudad de México es el escenario de una guerra entre organizaciones criminales que se disputan el control de la venta de droga y otros negocios ilícitos.
Colgada desde un puente peatonal, según medios de la capital, declaraba frases y amenazas como “Ya vamos por ti”, “Empezó el desmadre”, y “Empezó la limpia, mugrosos”.
“La dependencia continuará las indagatorias que permitan esclarecer los hechos, conocer el paradero de los responsables y evitar la impunidad”, dijeron las autoridades de la administración pasada en ese entonces.“La dependencia continuará las indagatorias que permitan esclarecer los hechos, conocer el paradero de los responsables y evitar la impunidad”, dijeron las autoridades de la administración pasada en ese entonces (Foto: Armando Monroy/Cuartoscuro.com)
Servicios periciales arribaron a la escena del crimen para recopilar las huellas dactilares y así conocer la identidad de las víctimas.
La primera fue reconocida como Alfonso Delgado Pérez, quien tenía el registro de un ingreso a prisión. La segunda se llamaba José Francisco de Jesús Oropeza. De acuerdo con capturas de pantalla de Facebook, su hermana había publicado el siguiente texto: “Amigos y familia le quiero pedir un favor si an visto o saben de mi hermano les pido de ante mano que me den aviso ya que lleva 48 hrs de desaparecido…”.
De Jesús Oropeza fue identificado por un tatuaje de una máscara antigás que tenía en uno de sus brazos. Vecinos de Plaza Garibaldi y del barrio de Santa María la Redonda dijeron haber conocido el tatuaje. El periodista Héctor de Mauleón reportó en junio de ese mismo año que José Francisco era integrante de una banda delictiva integrada por adolescentes y otros jóvenes dedicada al robo con violencia en la zona.De Jesús Oropeza fue identificado por un tatuaje de una máscara antigás que tenía en uno de sus brazos (Foto: Twitter/@anonopshispano)
Que vivían todos juntos en una vecindad localizada en el número 36 de la calle Pensador Mexicano: Sabrina Armanda, Cristian Jovani, Fernando Yair, Carlos Arturo, Perla Anel, José de Jesús, Roberto, Flavio, y Héctor.
Durante algunos meses de ese año perpetraron por lo menos doce asaltos a transeúntes y a vehículos. Eran liderados por un hombre llamado Guadalupe Mateo y una mujer llamada Magia Guadalupe.
El incremento de inseguridad, violencia, y robos en la zona ocasionó que elementos de seguridad intervinieran e instalaran operativos y cámaras de videovigilancia en la zona: provocando que el grupo de delincuentes jóvenes se trasladaran a Plaza Garibaldi. Y comenzó la guerra.
Primero fue asesinado Víctor Barajas en un deportivo de Tlatelolco mientras se preparaba para jugar un partido de fútbol. Él era el jefe de La U, una célula de la Unión Tepito, se reportaba ante Roberto Moyado Esparza, El Betito, y controlaba el tráfico y la venta de drogas en Plaza Garibaldi.Presuntamente le habían quitado el área a “El Betito” (Foto: Twitter/@anonopshispano)
Gracias a los testimonios recogidos por de Mauleón en ese entonces se sabe que después de su homicidio la plaza se ocupó de jóvenes con cangureras, bermudas largas, tenis, y gorras. Presuntamente le habían quitado el área a El Betito.
Juan Iván Arenas Reyes, mejor conocido como La Pulga y el número dos de la célula, fue ejecutado el 8 de junio del 2018. Su cadáver apareció a solamente unos metros de donde se hallaron los desmembrados de Tlatelolco.
Una de las dos víctimas, José Francisco de Jesús Oropeza, cumplió 19 años de edad el día que desapareció. Fue reclutado después de arribar a la plaza por narcotraficantes. Al periodista de El Universal le narraron vecinos que durante las noches del miércoles al domingo, 50 adolescentes y jóvenes vendían droga libremente.Los responsables del homicidio irían detrás de un hombre conocido como “El Tortas” y los jóvenes que él reclutaba: la banda de la Anti Unión (Foto: Twitter/@c4jimenez)
Él estuvo desaparecido por más de dos días antes de ser asesinado, desmembrado, y esparcido en pedazos. Una de las frases en la manta colgada cerca de los cuerpos decía que la “limpia” había iniciado.
Además, que con la ayuda de la “policía de Garibaldi y los federales de López” los responsables del homicidio irían detrás de un hombre conocido como El Tortas y los jóvenes que él reclutaba: la banda de la Anti Unión.
En diciembre del 2018 fue capturado Patrick Silva Torres, un sicario de la Unión Tepito y acusado de esparcir los restos desmembrados de dos personas en Tlatelolco, informó Ernestina Godoy, titular de la Fiscalía capitalina.La fiscal detalló que Silva Torres manejaba un vehículo Camaro que escoltaba a otro automóvil cuando fueron abandonados los cadáveres humanos (Foto: Twitter/@c4jimenez1)
La fiscal detalló que Silva Torres manejaba un vehículo Camaro que escoltaba a otro automóvil cuando fueron abandonados los cadáveres humanos.
Fue un resultado de la guerra entre la Unión Tepito y la Fuerza Anti Unión. “Es una orden de aprehensión que traíamos y que se logró a partir de una investigación muy paciente”, señaló, agregando que el sicario estaba preso en el Reclusorio Oriente.
Las indagatorias reportaron que El Betito, ex líder de la Unión y capturado el 8 de agosto del 2018, ordenó el homicidio de dos sicarios, “empleados”, o narcomenudistas de El Tortas, líder de la Fuerza Anti Unión.
Infobae