El Radar
Por Jesús Aguilar
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La reciente suspensión temporal de los aranceles propuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado un respiro para México, pero también impone desafíos significativos para la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Aunque se evitó una inminente guerra comercial, la amenaza persiste, y las obligaciones asumidas por México son considerables.
Y la frase de Sheinbaum al anunciar ayer en la mañanera el “logro” de detener y renegociar el embate de Washington, cuando dijo que se habíam comprometido a dar resultados a Trump es lapidaria, es la primera aceptación de que en el ámbito del combate al narco, la 4T está absolutamente rezagada.
El acuerdo alcanzado implica que México desplegará 10,000 miembros de la Guardia Nacional en la frontera norte para combatir el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, y contener la migración irregular. A cambio, Estados Unidos se comprometió a tomar medidas para frenar el contrabando de armas hacia México. Esta pausa de un mes en la imposición de aranceles tiene como objetivo permitir negociaciones adicionales y evitar una escalada inmediata hacia una guerra comercial que podría tener consecuencias económicas severas para ambos países.
La presidenta Sheinbaum ha sido elogiada por su manejo estratégico de la situación. Su enfoque proactivo y su disposición al diálogo contrastan con las respuestas más confrontativas de otros líderes, como el primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien optó por medidas arancelarias de represalia. Analistas destacan que la postura de Sheinbaum, centrada en la cooperación y el entendimiento recíproco, ha resonado positivamente tanto en su base electoral como en el sector privado mexicano.
Sin embargo, la suspensión de los aranceles es solo temporal, y la amenaza de su imposición sigue latente. México enfrenta el reto de demostrar avances concretos en la contención de la migración y el tráfico de drogas en un plazo limitado. Además, el país debe equilibrar su relación comercial con Estados Unidos y reducir su dependencia del mercado estadounidense, buscando diversificar sus exportaciones y fortalecer el comercio regional en Norteamérica.
En respuesta a las amenazas arancelarias, Sheinbaum enfatizó que “no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos”, subrayando la necesidad de cooperación y entendimiento mutuo para abordar estos desafíos compartidos.
En conclusión, aunque la pausa en la imposición de aranceles brinda a México una oportunidad para negociar y demostrar su compromiso en la lucha contra el tráfico de drogas y la migración irregular, el país enfrenta desafíos significativos. La administración de Sheinbaum deberá actuar con rapidez y precisión para cumplir con los compromisos asumidos y evitar una escalada que podría tener consecuencias económicas y sociales profundas.