El pasado 18 de mayo durante su conferencia de Palacio Nacional, AMLO presentó una fotografía que… si a nosotros nos preguntan, parecía ser inofensiva. Contó que había una nueva exhibición en el Museo de Antropología que incluía una histórica pistola de la Revolución Mexicana: la pistola que Francisco I. Madero le había mandado a hacer a Francisco Villa.
En la pantalla del Salón Tesorería proyectó —para todos los presentes— una foto enorme del arma.
Días antes, después de regresar de su viaje a Cuba, había platicado de esa misma pistola. Aquella mañana la llevó físicamente, en una caja adornada y con terciopelo verde, para contar que había conseguido que la devolvieran a México.
Pero la polémica en redes sociales no surgió del arma histórica que Madero le hizo a Pancho Villa.
En realidad, el pleito surgió por las fotos que se tomaron al presentarla. Como seguro vieron en la imagen de acá arriba, si le ponemos la perspectiva correcta, parece que el enorme cañón le apunta en la mera cabeza a AMLO. Se tomaron varias fotografías del evento y en todas parece que… pues eso, el presidente tiene el arma puesta en la sien.
La versión impresa del periódico Milenio la usó para su primera plana del 19 de mayo.
¿Dato curioso? La versión que compartían en las redes pro-AMLO recortó las estadísticas de cómo, después de la pandemia, ha crecido la inseguridad. Pero bueno, así fue como durante todo el día, en algunos círculos de seguidores del presidente, comenzaba a surgir la conversación en Twitter para que #MilenioSeDisculpe.
Algunos influencers pro-AMLO —no se cómo más decirles—, calificaron la fotografía como “simplemente deleznable”. Otros aguerridos fans del presidente comentaron que la imagen estaba “fuera de toda ética periodística: de toda decencia”. Al mismo tiempo, otros pensaron que era todavía más grave.
Un tuit que se hizo viral en los lugares más clavados de la discusión política señaló que publicar la foto de AMLO con la pistola en la cabeza era “periodismo sicario” y que la línea editorial era “irresponsable, fascista y golpista”.
Otros más decían que la foto invitaba al magnicidio.
Al final nada ha pasado y la grilla por la foto —como todas estas agarradas del chongo entre aguerridos fans de AMLO y quienes lo odian— terminó diluyéndose de la conversación, pero quedó más de una pregunta interesante. ¿Ustedes qué opinan?
¿Es una foto con una perspectiva curiosa, una escena completamente intrascendente o de plano, una imagen con doble mensaje para ponerle un arma mediática a la cabeza de AMLO? De mientras, si quieren ver la pistola que desencadenó el desgarriate pueden lanzarse al Museo de Antropología.
Sopitas