La natural nostalgia provoca dichos entre las personas mayores. El rezo “toda época pasada fue mejor” parece una estafeta que se va pasando de generación en generación a medida que las personas se vuelven viejas.
Sin embargo, en cuestión de inteligencia podría resultar acertada la anterior información. Al menos eso es lo que dice un estudio europeo realizado por investigadores belgas, holandeses, suecos e irlandeses, que afirma que nuestros antepasados de la época victoriana eran más inteligentes que la población actual de la Tierra.
En el polémico estudio encabezado por Michael Woodley, investigador de la Universidad de Umea, Suecia, y responsable del estudio, participaron distintas universidades europeas, con resultados no muy alentadores para las personas de esta época.
Según publicó la revista Intelligence, se demostró que el tiempo de reacción de los seres humanos en Occidente se ha vuelto más lento desde 1889 hasta ahora, y se ha presentado una disminución del cociente intelectual de 1.23 puntos por década.
Esta baja de 14 puntos en 124 años, supone –por añadidura– un descenso en la inteligencia, productividad y capacidad creativa en la actualidad, la cual está sustentada en la comparación de los resultados de los tiempos de reacción a estímulos visuales en pruebas realizadas a los ciudadanos desde finales del siglo XIX hasta ahora.
La época victoriana, llamada así por el reinado de la reina Victoria de Inglaterra, de 1837 a 1901, se distinguió por ser una gran punto de partida para la investigación científica, así como la creación artística, por lo que aquellos que alaban la brillantez de dicho periodo tienen un punto a favor con esta investigación.
De igual manera, los resultados también contradicen al llamado efecto Flynn, el cual sostiene que el cociente intelectual de la población ha tenido una tendencia al alza cada año, a partir de la Segunda Guerra Mundial.
En lo referente al estudio, los científicos descubrieron que en 1884 un hombre promedio tenía un tiempo de reacción de 183 milisegundos, el cual aumentó hasta los 253 milisegundos en 2004; mientras que para las mujeres, el tiempo en el mismo periodo ascendió de 188 a 261 milisegundos.
Es en esta lentitud de la velocidad de reflejos que los científicos se basan para interpretar como una señal de capacidad intelectual, la cual resulta muy inferior en comparación con la de los habitantes de la época victoriana.
Por otra parte, Woodley atribuye este descenso a un retroceso en el proceso de selección natural que adjudica a que las personas más inteligentes tienen menos hijos ahora que en décadas pasadas, mientras que las personas con genes menos favorables tienen más descendencia que ellos.
