LA SUERTE DE LOS CANDIDATITOS

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR, Uncategorized

El Radar

Por Jesús Aguilar.

En las ya muy próximas elecciones surgió una tendencia sorprendente: un notable número de candidatos que aspiran a cargos públicos de bajísimo perfil, con una falta de trayectoria significativa y escasa experiencia en asuntos públicos. 

Candidatos de relleno, negociados como títeres de un sistema sobrecargado de humo y carente de cuadros competentes.

El partido Verde tuvo que recurrir a externos para posiciones clave, MORENA tiene tan poca incidencia en sus perfiles que lo único que han hecho hasta el cansancio es ceñirse a la estela de Sheinbaum- AMLO prometiendo continuidad, nadie tiene voz propia, nadie.

Lo que queda del PAN y del PRI aún, peor, cuotas de sus disminuidas dirigencias

Este fenómeno plantea cuestiones críticas sobre el futuro del liderazgo político y sus implicaciones más amplias sobre el compromiso democrático y la gobernanza.

Los ganadores de esta contienda serán actores principales del final de un relevo generacional y de posiciones en un sistema político local y nacional que se está reinventando a fuerza de caducidad.

Una de las principales razones que explican esta afluencia de candidatos de perfil bajo es la evolución del panorama del reclutamiento y las campañas políticas. Las vías tradicionales de acceso a la candidatura política -basadas en años de servicio público, liderazgo comunitario y experiencia profesional- se están viendo eclipsadas por el auge de las personas influyentes en las redes sociales, las celebridades locales y los individuos impulsados por maquinaciones partidistas más que por méritos personales. Este cambio se debe en parte al atractivo de la novedad y a la percepción de que las caras nuevas pueden revitalizar a un electorado desilusionado. Sin embargo, esta estrategia suele ser contraproducente, ya que los candidatos con poca experiencia y capacidad de liderazgo tienen dificultades para articular posiciones políticas claras o gestionar las complejidades de la gobernanza.

Astrolabio diario digital compartió la información hace algunas horas sobre el poco interés de los candidatos actuales de al menos compartir información básica de sus perfiles y propuestas en el sitio oficial “Conócelos” que instituyó el propio Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana.

No se puede exagerar el impacto de esta tendencia en la participación electoral. Los votantes, que ya se enfrentan a una apatía política generalizada, encuentran pocos incentivos para participar en unas elecciones en las que se presentan candidatos que carecen de una formación sustantiva o de una visión clara del futuro. La erosión de la confianza en las instituciones políticas, alimentada por repetidos casos de gobernanza ineficaz y promesas incumplidas, exacerba esta desilusión. En consecuencia, la participación electoral disminuye, socavando los cimientos mismos de la participación democrática.

Además, la elección de candidatos poco calificados plantea riesgos significativos para una gobernanza eficaz. Al carecer de la experiencia y los conocimientos necesarios, estos individuos se enfrentan a menudo a curvas de aprendizaje pronunciadas una vez en el cargo, lo que conduce a la ineficacia y a una toma de decisiones deficiente. 

Esto puede dar lugar a resultados políticos muy desafortunados, a una mala gestión de los recursos públicos y a una incapacidad general para abordar problemas sociales apremiantes. La ausencia de un liderazgo fuerte debilita aún más la capacidad de los gobiernos para sortear las crisis, aplicar reformas y mantener la confianza de los ciudadanos.

En los dos principales modelos que compiten desde entidades de gobierno en San Luis justo subsiste este tema, el Gobierno Verde tiene bajísimos perfiles en muchas de sus posiciones clave, el Gobierno capitalino de Galindo tampoco ofreció el surgimiento de nuevos cuadros que pesen con voz y liderazgo en este proceso.

Las consecuencias van más allá de los problemas inmediatos de gobernanza. La elección de candidatos de perfil bajo y sin experiencia puede sentar un precedente perjudicial, normalizando la aceptación de la mediocridad en los cargos públicos. Esto perpetúa un ciclo en el que los futuros candidatos, al percibir la disminución de los requisitos para ocupar cargos públicos, también pueden carecer de las cualificaciones necesarias y del compromiso con el servicio público, degradando aún más la calidad del liderazgo político.

En conclusión, la prevalencia de candidatos de perfil bajo en las próximas elecciones subraya un cambio preocupante en el panorama político. Aunque el deseo de caras nuevas y perspectivas novedosas es comprensible, debe equilibrarse con la necesidad de líderes experimentados y capaces. Las repercusiones de la elección de personas poco cualificadas van más allá de la baja participación electoral y los problemas inmediatos de gobernanza, amenazando la eficacia y credibilidad a largo plazo de las instituciones democráticas. 

Como votantes, es crucial exigir un mayor nivel de exigencia a quienes aspiran a ocupar cargos públicos, garantizando que los líderes del mañana estén preparados para afrontar los retos de hoy.

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp