Ethel Kennedy, la matriarca de la emblemática dinastía política de los Kennedy, falleció a los 96 años tras sufrir complicaciones derivadas de un derrame cerebral. Viuda de Robert F. Kennedy, quien fue asesinado en 1968, Ethel se enfrentó a una vida marcada por múltiples tragedias familiares, incluyendo las muertes de su esposo, su cuñado John F. Kennedy, y varios de sus hijos y nietos.
A pesar del dolor, dedicó gran parte de su vida a criar a sus 11 hijos y a defender causas sociales. Fundó el Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos, a través del cual promovió la justicia social y los derechos civiles durante décadas. Su compromiso con el legado familiar, su fe católica y su devoción a los derechos humanos la convirtieron en una figura central dentro de la familia y la política estadounidense.
La familia Kennedy anunció su muerte a través de un comunicado firmado por su nieto, Joe Kennedy III, en el que destacaron su amor incondicional, su dedicación y su fortaleza para superar las tragedias. La declaración también resaltó que, además de su trabajo por la justicia social, Ethel dejó un legado que incluye nueve hijos, 34 nietos y 24 bisnietos.
A lo largo de su vida, Ethel nunca se volvió a casar tras el asesinato de su esposo y se mantuvo comprometida con el activismo. En 2014, fue galardonada con la Medalla Presidencial de la Libertad, y su influencia en la lucha por los derechos humanos perdura en el trabajo de su familia y el centro que fundó.