La universidad: el sueño que cada vez menos alcanzan

La verdad y el camino

Por: Aquiles Galán.

“La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo.” – Paulo Freire.

Regresar a clases siempre tiene algo especial: pasillos llenos de nuevos rostros, metas que apenas empiezan y la inquietud de imaginar hasta dónde podemos llegar. Pero hay una realidad que no podemos ignorar: conforme subimos de nivel en nuestra educación, las oportunidades se vuelven menos y estudiar en la universidad deja de sentirse como un derecho… para convertirse en un privilegio.

En México, de cada 100 estudiantes que entran a primaria, solo unos 23 llegan a la universidad, y aún menos logran graduarse. Y no siempre es por falta de talento, sino porque el camino se llena de obstáculos: falta de recursos, poca orientación y una educación media superior que varía demasiado dependiendo del plantel escolar, directivos, personal administrativo y docentes. Hablo desde mi experiencia, como estudiante a nivel bachillerato, dónde observé una administración deficiente, bajo un sistema educativo que limita y obstaculiza el aprendizaje. Si querías avanzar, debías redoblar esfuerzos, una situación que no debería ser normal.

Este año, la UASLP estrenó un nuevo examen de admisión “unitalla”, el mismo para todas las carreras. La idea suena incluyente, pero también nos obliga a preguntarnos: ¿podemos evaluar con el mismo filtro a quien estudia para convertirse en un médico y a quien estudia para ser un ingeniero? Si la universidad es la casa de la especialización, deberíamos cuidar que el acceso también lo sea.

No todo es crítica. Tenemos la oportunidad de cambiar las cosas. Podemos reforzar el bachillerato con programas que preparen para perfiles específicos, dar becas y apoyos que no obliguen a elegir entre estudiar o trabajar, y crear espacios donde los jóvenes podamos vincular lo aprendido con lo que necesita nuestra comunidad.

Y aunque es verdad que cada vez hay más barreras que vuelven la educación superior un privilegio, también es cierto que existen oportunidades que muchos no toman, ya sea por desconocimiento, falta de difusión o de interés, como: becas que quedan vacantes, talleres que no se aprovechan, convocatorias que se ignoran, etc… La tarea no es solo abrir más puertas, sino aprender a cruzarlas. El futuro no lo cambian solo las instituciones, lo cambiamos quienes nos atrevemos a dar el paso.

Este regreso a clases es una invitación a no conformarnos. A recordar que la educación no es un lujo, es la base para formar líderes que transformen el país. Y depende de todos —universidad, gobierno, estudiantes— que siga siendo un derecho al que todos podamos llegar, no un privilegio para unos pocos.

Bonito día.

Compartir ésta nota:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp